Morata de Jalón - 11/2019
Datos objetivos (según mi Garmin, as usual):
Morata - Noviembre 2019
Distancia: 52,27Kms (más o menos)
Desnivel positivo: 1311 mts (aunque parecieran más).
Temperatura: entre 3ºC y 10ºC
Velocidad Media: 12,2Km/h
Viento: Suave con rachas medias (18-20Kms/h).
IBP Index: 103
Viaje a la Sierra de Morata
Domingo de madrugada, las calles por poner y váyase usted a saber si también los caminos y pistas. Seis de la mañana y pie a tierra para ir a la ruta programada por tierras valdejalonenses (si es ese el gentilicio oficial de la comarca).
Con más sueño que gloria y una vez vestido de romano y empaquetado todo: geles, barritas, bidones, bragas (con perdón), cortavientos, chubasqueros, maillots, coulottes, GPSs, zapatillas, bomba de pie (por si acaso), cera para la cadena, aceite lubricante (de los mil usos), luces (excepto las que nos faltan a alguno) -a poco que me descuide, para dentro de nada necesitaremos un remolque para todo el material necesario- y, por supuesto, las ganas de pedalear y algo de dinero para la cerveza de rigor... ¡Ah, casi me olvido!! y por supuesto: bicicleta.
Quedamos en juntarnos en el Cisne (aunque alguno llegamos más con cara de patito feo) a las siete de la mañana. Cafés para empezar a drogarnos y espabilar, comentarios jocosos que todavía resuenan de la cena del viernes, de los que parece ser no salimos muy bien librados los informáticos. ¡Vaya usted a saber por qué! Reunidos todos, una vez hecho el recuento de los presentes (David, Carmelo, Chema, Juan Carlos e Iván, otro Iván, Óscar y Morata, otro Juan Carlos, y un servidor, para servir a dios y a ustedes) y ausentes, emprendemos la marcha para el Val de Jalón.
Ya en el pueblo nos reunimos los de la capital con los nativos (Otro Chema, Antonio, Javier y Fernando ...¿y su amigo, el que la lleva colgando?) de la zona; últimos repasos al material, bicis, presiones (de neumáticos y atmosféricas) y los 13 del patíbulo salimos en busca de la cerveza y la costillada que nos esperaba al final del camino.
La primera parada fue casi inmediata, foto de rigor en el portal y la fuente de los tres caños, dejando constancia de los chalados y sus locos cacharros presentes en la marcha ciclista.
Y sí, nada más salir, ¡Oh, sorpresa! el camino pierde de forma inmediata su horizontalidad para convertirse en pendiente y, como no podía ser de otra forma, en pendiente ascendente. Sin previo aviso (aunque a decir verdad el aviso podía ciertamente obviarse dado que ya teníamos experiencia pasada en la orografía endémica de la zona). ¡Hala pues! ¡Tira p'arriba!
No conozco la zona, así que tampoco soy capaz de nombrar las tierras y caminos que recorrimos. Si sé que eran cuestas, unas más empinadas que otras y casi todas ellas en dirección al Sol.
Por lo visto, gracias a las lluvias de los días pasados y el MOPU local (Ministerio de Obras Públicas de antes) los caminos presentaban un estado muy aceptable, consistente y con apenas barro. Sí húmedo y algún charco fácilmente navegable.
Las primeras pendientes las pasamos con éxito, no sin cierto esfuerzo por supuesto; pero las segundas ya se empezaron a atragantar a más de uno (a mí por supuesto) y con porcentajes del 20%, quizá más, quizá menos, alguno tuvimos que poner pie a tierra y llegar arriba sin resuello y andando que es gerundio.
Seguimos, recuperar aliento y en marcha de nuevo. Aunque aquí a uno de nuestros Ivanes se le empezó a torcer el día, perdiendo uno de los tornillos de una cala, a la que tuvo que asegurar fijando más el tornillo que le quedaba (a la cala, de los de la cabeza no voy a opinar).
Más subidas, alguna bajada, más subidas, panorámicas espectaculares para aquellos que tenían fuerza para poder desviar la vista del camino y disfrutar de ellas (no fue mi caso, ya que confiaba en poder verlas luego en alguna fotografía; la sangre de mi cerebro, la escasa que me debía llegar, no daba para más).
Iván acabó por abandonar tras su incomoda subida, pinchazo incluido y ganas de cerveza antes que el resto. Juan Carlos le acompañó, no estoy seguro de si fue para no dejarle solo o para aprovechar el tiempo y adelantarse con la hidratación a base de zumo de cebada fermenatado.
Seguimos camino, atravesando sierras y montes (de Santa Cruz de Grio, de Morata, etc.), cruzamos por Purroy y más subidas y bajadas, cruzamos Arándiga (cada vez falta menos), pasamos bordeando Chodes y nos dirigimos hacia "Las Paredes" de Morata, lugar transitado por miles y miles, ¿que digo miles?, cienes y cienes, ¿que digo cienes?, decenas y decenas de alpinistas de todos los colores, sexos y edades. El rodeo a la roca empezó atravesando un túnel de la vía y nada más salir de él, torciendo a la derecha y por un sendero espectacular por el follaje (sí, he dicho FOLLAJE, que no tiene nada que ver con otra palabra de origen común, ¿o sí?... Hummm... lo pensaré para la próxima) y los muros de piedra al lado, con más tránsito que una salida de metro en hora punta.
El sendero acaba en el mismo parking antes del túnel y, por suerte, el tren que pasó en ese momento no nos pilló dentro, sin explicación alguna, hicimos caso omiso del "Food-Track" en modo bar (¿las Torlas?) que había aparcado en él y seguimos camino sin ni siquiera plantearnos la posibilidad de hacer el primer momento cervecil de la mañana.
Ya quedaba poco, aunque para alguno, yo, aún no había acabado el momento más duro de la ruta, ya que saliendo de las pareces y atravesando otro sendero con parada fotográfica al pie de la "Piedra foradada" o algo así, aún quedaba un señor repecho, cementado incluso, el cuál no fue soportado por mis biceps femorales, obligándome a hacer pie de nuevo y llegar arriba con el coche de San Fernando...
Entramos en Morata por el cementerio (¿eso era una indirecta?), centro de salud (¿otra indirecta?), las escuelas (¿más indirectas?) y dimos por concluida la ruta una vez localizado el casino donde nos esperaba la cerveza previa a la brasa que prendimos en la peña de Juan Carlos y sus amigos. Parrillas preparadas, carnes, caretas, morcillas, chorizos, ensaladas, vino a tuti plen (embotellado y embotado), cerveza de nuevo, y a reponer fuerzas, y tras la sesión de chistes y risas, nos emplazándonos para la próxima. ¿En marzo o abril con los almendros en flor?
Haiku de despedida:
En primavera,
colores blancos vendrán
de almendros en flor