Relato con un guiño a las últimas cinco rutas de los Alazanes. Va por vosotros pero que los dioses os pillen confesados para aguantar esto.
Asomado en el mirador de su alcoba y con la mirada perdida en el horizonte vio llegar al mensajero cubierto de polvo y, al igual que su caballo, al borde de la extenuación. Llevaba tiempo esperando ansiosamente noticias desde su retiro espiritual donde disfrutaba del merecido letargo estival.
Con prontitud la misiva que portaba el sofocado correo recaló en sus manos y sin dilación fracturó el sello lacrado. Una vez aposentado cómodamente en su mullida poltrona se dispuso a leerla:
- A la atención de Lord Paskual, ilustre y noble Maestre de la Honorable Orden de los Alazanes:
“Como bien es conocedor vuestra merced, en estas últimas semanas no he tenido la fortuna de poder cabalgar con nuestros bravos caballeros al ser requeridos mis servicios de vigilancia y protección por los comerciantes y mercaderes de la villa. Más aún así confidentes e informadores han tenido a bien mantenerme debidamente al día sobre las andanzas, aventuras y desventuras de nuestra tropa.
Pero antes considero obligado recordar la correría del 19 de Junio, la última organizada por su distinguida persona (con la estimable colaboración del prestigioso cartógrafo Sir David Divad) y en la que galopamos por la Ruta de las Ermitas junto a compañeros de los diferentes clanes de la Gran Hueste. Jinetes de los Riders, Finisher, China Chana, SPQR y Principiantes se unieron a esta aventura de forma espontánea para nuestro gozo y regocijo. Un orgullo comprobar que ya somos considerados uno más de la distinguida Hermandad y que tenemos el reconocimiento de la mayoría.
La ruta espectacular, con el paso por la Ermita de Nuestra Señora del Pueyo en Villamayor, vedado de Peñaflor, la tradicional ascensión a la Atalaya, el paso por Leciñena, las escaladas hasta el Santuario de la Virgen de Magallón, Ermita de Nuestra Señora de Asteruelas y cuantas aparecieron en el camino.
Ya de vuelta fuimos alumnos aventajados de una enseñanza magistral impartida por vuestra merced sobre cómo descabalgar de la montura como a uno bien le viene o le da la gana aunque no sea de la forma más usual y por ello acabe besando el suelo. Lección que raudos pusieron en práctica los más jovenzuelos pues ellos también acabaron rodando pendiente abajo y de paso arrastrando a un familiar formando así un amasijo irreconocible de jinetes y monturas que incluso llegó a agrietar la armadura de uno de los corceles.
Por fortuna no hubo que lamentar ninguna lesión de gravedad pero este incidente unido a algún otro infortunio y despiste más impidió a la mayoría poder hacer la preceptiva parada en la taberna pues la arena del reloj nunca se detiene y había que regresar al hogar sin tiempo para brindar, engullir la gélida cerveza y darle un buen tiento a las patatas de costumbre.
Quede tranquilo Maestre Paskual, pues tras esta ruta y en las posteriores semanas los caminos, sotos, veredas, montes, cerros, sendas y calzadas lindantes a la Villa también contaron con la presencia de nuestros Alazanes.
Cierto es que con ausencias notables, unos por obligaciones o necesidades familiares o laborales, otros por estar vagando por las costas mediterráneas o por los pueblos de montaña del interior, otros disfrutando de la codiciada licencia vacacional, alguno por andar festejando con la dueña de su corazón mientras que algún otro rondaba a la dama de sus sueños por tierras extremeñas y el resto por motivos más insólitos y peculiares. Como Lord Henryke quien tuvo que acompañar, apoyar e instruir a su primogénito en los Torneos y Justas organizadas por la nobleza en los que participaba defendiendo el estandarte de su familia. O también como el Conde Armand de Puendeluna quien anduvo visitando las tierras y posesiones de su feudo en las Cinco Villas para controlar en primera persona las reformas habidas en su palacete.
El 26 de Junio y sometidos bajo la férrea disciplina castrense del Mariscal de Campo Gocha nuestros caballeros dirigieron su galope por la Vallobera Larga hacia las sendas de Goya para una vez culminada la ascensión recorrer las Planas hasta el mirador, desde allí deleitarse con la espectacular panorámica que se presentaba ante ellos y retornar por Cadrete. ¡¡¡Ay la Vallobera!!! esa ladera prolongada a la par que tendida y que tan buenos recuerdos le traen a más de uno, como los de aquella ocasión en la que entre risotadas y carcajadas debido a ciertas chácharas primaverales, calenturientas y subiditas de tono acabaron rebautizándola como “ruta de las Ga ... viotas”.
Pocos eran e hicieron lo que saben hacer los pocos: dejar el pabellón de la Orden bien alto. Junto a esos dos gloriosos veteranos que se niegan a compartir con el resto la fórmula mágica del elixir de la juventud eterna cabalgaron el Man of Arms Humbert, el hombre sin hambre que ya ha aprendido a dar buena cuenta de las viandas que porta, el infalible Centurión Jorgini con su regio porte marcial y bastión imposible de doblegar, el terremoto indomable Javier M´Oskitt capaz de obsequiar con su dulce y meloso refunfuño mientras cabalga sin manos y el bravo berserker vikingo Mamolar a quien los infelices mosquitos tomaron como presa fácil.
Pobre de ellos. Mala elección pues desconocían la leyenda sobre este guerrero que fue capaz de hacer llorar a una roca al caer sobre ella. Una y otra vez vez trataron de penetrar su piel de acero sin el resultado anhelado. Al tiempo un viajero aventurero venido de las tierras norte-africanas comentaba la extraña aparición por allí de una plaga de minúsculas moscas negras las cuales observándolas de cerca estaban todas melladas, desdentadas o con los colmillos romos y desportillados. Curioso. ¿Quizás eran las mismas que emigraron en busca de víctimas más tiernas?
El 03 de Julio de nuevo siete Alazanes partieron de sus establos. De nuevo siete pero no los mismos siete, los que salen por los que entran. Para esta ocasión sepa vuestra merced que Sir Pak O´Inés retornó de su exilio voluntario por fondeaderos, acantilados y playas del litoral para honrarnos con su grata presencia y fluida verborrea en la nueva cabalgada. Es más, se dignó a preparar la ruta por los Vales Esteparios, esas extensiones de suaves relieves y espacios abiertos en tonos ocres, blanquecinos, plomizos y pardos que bajo una estricta climatología origina una elevada aridez pero de alto valor ecológico por la singularidad de las especies vegetales y animales que las habitan adaptadas a ese medio tan exigente. Bien es sabedor vuestra merced todo sobre estos páramos.
Cría fama y échate a dormir. Muy a su pesar, los otros jinetes eran perfectos conocedores de la de Sir Pak O´Inés por lo que el temor a las trampas, vallas, túneles, cadenas, barrizales, cumbres inalcanzables de no ser a pie, sendas intransitables y demás, los envolvió como una niebla angustiosa. Por fortuna contaban con la presencia del talismán de la Orden, Lady Marian Ligth, quien con su templanza y serena sonrisa apaciguó todo canguelo y desconfianza. Y así, una vez superado todo recelo y resquemor, el entorno se iluminó con el júbilo, regodeo y entusiasmo habitual hasta alcanzar el vértice geodésico marcado como objetivo principal de la correría.
El 10 de Julio quedará marcado en el Archivo de la Orden como el día del retorno a los caminos del Caballero del guantelete de yeso Sir Danniel Guss una vez finalizó su travesía personal por el túnel del desasosiego y la desesperación. Doloroso camino solo paliado en parte por el ánimo y apoyo que pudo percibir de todos nosotros, a quienes nos alentaba la ilusión de volver a cabalgar junto a este fiel paladín y noble defensor de nuestros ideales.
Junto a él otra grata reaparición. Quien sabe si de verdad fue por el desdichado infortunio de su mujer que la obligaba a estar postrada en el camastro de su chabola, o como mucho me temo porque la amenaza vertida sutilmente de que o volvía o nos veríamos obligados a ir a por él surtió el efecto deseado, el caso es que Lord Miguel Lion participó con su gracejo natural en esta cabalgada.
Tuvieron a bien pensar en el convaleciente, preparar un trayecto cómodo y trotar a un ritmo placentero hasta la Presa de Pina para volver por Alfajarín. Eso sí, desistieron de la idea inicial de ascender a la Cueva Encantada pues ya para entonces las posaderas de Danniel Guss estaban para pocos encantos.
No sé si hago bien en contarle a vuestra merced que todas sus aflicciones y dolencias se fueron difuminando milagrosamente hasta esfumarse por completo conforme los tragos de cerveza circulaban por su gaznate como almas perseguidas por el Diablo. Mano de Santo si bien es cierto y necesario apuntillar que fue preciso ocupar de jarras vacías toda la mesa del bar Begoña de Santa Isabel para que este prodigio mágico viera la luz.
Y por fin llegó el 17 de Julio, fecha en la que había sido relevado de mis obligaciones con el mercadillo de corte británico y pude disfrutar de la ruta junto a mis jinetes añorados. También contamos con Sir Louis Jim Eno, el soriano con la agenda más saturada que la de cuantos nobles y señores feudales pueda conocer vuestra merced, con el rayo centelleante Jesús Electry y su corcel Flash y con el alma libre Alvaro, un escudero sin rumbo fijo, conversación multi-temática y semblante de tan buen zagal que es imposible llamarle la atención ni someter a castigo alguno.
Remontamos el Ebro hasta Torres de Berrellén acompañados siempre por la música que afloraba de un insólito y chocante artefacto que portaba Lord Miguel Lion prendido en su armadura. Todo baile sobre las monturas, hechos más significativos y escenas pintorescas como la del brindis del final de la cabalgada quedarían grabados para la posteridad por nuestros artistas del lienzo y pincel.
Y poco más le puedo contar a vuestra merced sobre las andanzas, aventuras y desventuras de sus nobles caballeros de la Orden de los Alazanes acaecidas en estas últimas jornadas en las que tanto se le ha echado de menos.
Sin más papiro sobre el que escribir, con el tintero vacío y las plumas con las puntas quebradas se despide su humilde servidor.
Hidalgo Fernán del Turia”
Satisfecho con las noticias recibidas, el ilustre Lord Paskual pudo descansar tranquilo mientras en su mente inquieta ya planeaba la ruta de la siguiente semana en la que, satisfechos ya sus compromisos familiares (con cuñados incluidos), podría volver a galopar arropado por esos jinetes que tanto aprecio, respeto y admiración le procesan.
Y así siguieron los Alazanes forjando su historia y marcando su destino, sin hacer ruido, medio en la sombra, sin necesidad de estar en primera línea y sin grandes pretensiones. Les bastaba con el apoyo y el trato fraternal recibido por la Hermandad Btt Zgz. Y eso ya lo tenían.
“Cuando los obstáculos aparezcan
cambia el camino para alcanzar la meta,
pero no cambies tu decisión de llegar hasta allí”
(Zig Ziglar. Alabama, 1926/2012)
GRACIAS