por Fernando » Lun Ene 25, 2021 11:20 pm
Ruta BTT Principiantes Domingo 24/01/21
31 de julio de 1917, poblado de Passchendaele (Bélgica): 585.000 soldados murieron para avanzar solo 8 kilómetros. Tras la batalla, Siegfried Sassoon, poeta y soldado, escribió su poema: "Yo morí en el infierno... ..." Y el infierno, según él, era el lodo.
24 de Enero de 2021, la Puta Divisoria: 11 aguerridos valientes vieron frenado su vertiginoso y frenético descenso por el mismo enemigo, el barro.
Para alguien que no lleva mucho tiempo rodando en grupo y con el hándicap de ser foráneo cada ruta le muestra nuevos horizontes, panoramas, vistas, paisajes, poblaciones, elementos arquitectónicos e históricos, etc... hasta entonces desconocidos para él. Y si además le pica la curiosidad y el afán de indagar y aprender se comprende el interés por la ruta de este domingo.
Lo de “Divisoria” quedó claro con las explicaciones de Armando (mil gracias): el camino separa los valles del Ebro y del Huerva y lo de “Puta”... ayyyy lo de Puta ... tan solo hizo falta acometer las primeras crestas para entender que incluso ese apodo parecía quedarse corto por la dureza de las rampas y la exigencia tanto física como técnica que requería la hazaña. Pendientes con notable desnivel, pedregosas, quebradas y escarpadas que mermaban las fuerzas martilleando brazos y piernas. Y qué decir de los descensos: si normalmente sirven para coger aire y recuperar, en este caso obligaban a mantener el cuerpo en tal tensión que el descanso era nulo. Era de agradecer los puntos de reagrupamiento donde las pulsaciones descendían, el oxígeno entraba en los acelerados pulmones y donde pensabas en qué mala hora te habías apuntado a esta ruta. Verdad es que una vez coronado el tramo de mayor dificultad y orgulloso por haber superado la prueba los malos pensamientos y la fatiga se desvanecían y volaban con el cierzo.
Quedaba el descenso en teoría rápido, limpio, por buen terreno, pero cruzarse con los Finisher y ver el estado de sus monturas no presagiaba nada bueno. Y a pesar de rodar sobre aviso el mal augurio se hizo realidad cuando uno a uno el barrizal nos fue engullendo abrazando ruedas, cambios y platos hasta el punto de tener que poner pie a ¿tierra? ... nooo, pie a barro. Es de alabar y agradecer que a pesar de todos los contratiempos y percances el buen humor permaneciera intacto y las risas y el jolgorio los tornara en una peripecia anecdótica para contar y recordar.
Quizás lo más doloroso y difícil de asumir fue al final de la ruta, en el Parque Grande, terracita al sol, botellín de cerveza, torreznos de bolsa y olivas, cuando “gentilmente y en tono muy agradable” el camarero espetó mientras posaba sutilmente el platito con la cuenta en una de las mesas: ¿esto quien me lo paga?. No voy a entrar en detalles, tan sólo comentar que para aprender, perder. Ya sabemos de un bar al que NO volver más.
Lo que no tiene precio es la grata compañía con la que compartí ruta este domingo. Gracias a todos y hasta la próxima.
(El fallero maño)