Ruta 25/02/2023 La bajada del Verde.
Disfruta.
“En la vida algunas veces se gana, otras veces se aprende.” (John Maxwell)
“Si quieres algo que nunca tuviste, debes hacer algo que nunca hiciste.” (Anónimo)
Esta vida, las más de las veces, es algo extraña. Hace que los caminos se crucen de la misma forma que en ocasiones hace que se separen. Personas que hasta hace poco eran desconocidas pasan a ser de tu círculo más íntimo, más cercano y de la misma forma , aquellos que creías amigos inseparables se alejan hasta desaparecer. Creo firmemente que estamos aquí para aprender, para aprovechar cada momento y tengo la firme determinación de llevarlo a cabo hasta el final de mis días.
El que nos ocupa fue uno de esos, un claro ejemplo , la versión de clase de cuando el profe de matemáticas te decía “Juán tiene veintiséis melones...” pero hecha realidad, llevada a la práctica. Fue , de echo, una jornada en la que nos tocó aprender mucho.
En el punto de reunión veinte personas. Hay que reconocer el mérito de todos ellos, la gran voluntad para venir con el Ritmo a compartir nuestro tiempo en estos días de frío y viento, pero vamos, como dice alguno, algo tiene el Ritmo que engancha.
Farid , recuperada de la semana pasada en la que se llevó una buena paliza. Antonio , grande donde los haya, una persona fuerte como un roble y que no tiene problema en emplear su tiempo con nosotros. Manu, para este hombre necesitaría un capítulo sólo para el. Gonzalo, otro grande que entró en el Ritmo aunque le costó un poco que el Ritmo entrara en el y sin embargo hoy tendríamos que considerarlo parte fundamental. Eliseo venía acompañado de Tony, Alfredo y Thomás, un cuarteto ideal que hoy , lamentablemente , no acabaron la ruta con el resto del grupo. Javier L , después de demasiado tiempo. Juán Carlos y Damián, provenientes de un Club amigo y ya parte importante de nuestro colorido pelotón. Pablo, un hombre inteligente y potente al que me alegré mucho de volver a ver. Manuel P , hay que reconocer todo su mérito exprimiendo tiempo de donde no lo hay para acudir a pedalear. Javier, nuestro cocinero , hombre simpático y cabal. José Luis, tanta sabiduría en sus consejos como a veces retranca y cachondeo, un grande. Fabián en su primera ocasión con nosotros, conocido de Farid , José H sin el que nada de esto sería posible, alguien de que , por más que me esfuerzo, no consigo recordar el nombre y cerrando filas como siempre , este su seguro servidor. Lo dicho una veintena que , con el frío y aire que en ocasiones hace ….
La ruta había sido elegida cuidadosamente, como en la mayoría de las ocasiones. Arrancábamos desde la fuente de la Junquera, hacia el Sur, con el viento ligeramente de costado y con un frío más que respetable. Marchábamos de forma distendida, respetando los preceptos de tráfico dando ejemplo , en escrupulosa fila de a uno cuando correspondía. La mayoría deseosos de conocer otro nuevo destino al que hacía bastante que no acudíamos. Recordé la pasada ocasión como, de alguna forma hicimos historia con Miguel A , alguien que se atrevió a descender el verde sólo con el freno delantero de su bici , ya que el trasero se había ido a dormir el sueño de los justos. Hay que tenerlos de adamantium.
El grupo , como es normal, se estiraba irremediablemente para , poco más adelante , observar que los más fuertes andaban parados esperando. Sobrepasábamos las poblaciones una tras otra. Todavía adormiladas, perezosas , despeinadas. Las gentes desaparecidas, aún al refugio de sus hogares o incluso de sus camas . A nuestra derecha superamos los viñedos Rhey, una edificación que ahora sirve para eventos, algo así como bodas y similar. Para después , siguiendo marcha, abandonar la esbelta silueta del molino solitario a nuestra izquierda. Hacía frío y aire, pero no lo notábamos. Nuestra mutua compañía proporcionaba el calor necesario y nuestra dirección de marcha propiciaba que el viento tampoco nos afectara. Enseguida alcanzamos el paso de los carros y allí comenzamos a subir, se acabó la parte llana.
Reagrupamos como mandan los buenos cánones y como, de forma ejemplar, mis compañeros hacen, e iniciamos el ascenso. De forma calmada, hay que saber ahorrar alguna fuerza para poder llegar arriba con seguridad. La Vallobera nos ofrecía un refugio inmejorable, hacía que nos halláramos casi como en un invernadero, aislados del mundo restante tanto que casi pasamos hasta calor. Al poco José me mostró algo que para mi había pasado inadvertido. Entre la maleza, a nuestra derecha, se dejaba ver escasamente unos chalecos naranjas, había cazadores.
Y como para dar más peso a sus palabras uno de ellos descerrajó un par de tiros que, al refugio de aquel valle, sonaron como los truenos del fin del mundo. Yo estoy seguro que fue por nosotros, para advertirnos, ya que no vi ningún jabalí ni ninguna otra bestia, simplemente dos tiros como dos portazos de madrugada.
Teníamos que tomar el camino de la derecha, el track nos mandaba por la ruta larga que es a la vez la más sencilla, la más accesible, pero claro , allí encontramos el cartel de batida de caza . Nos obligaba a no pasar por ahí. Unos cien metros más adelante, un sujeto con un chaleco reflectante y al lado de un todo terreno, hacía gestos y aspavientos dirigiéndose claramente a nosotros y nosotros a su vez, haciendo alarde de educación y saber estar, mientras estábamos parados valorando la situación , ignorábamos convenientemente. Hay que decir que en ningún momento pasamos un sólo centímetro más allá del cartel. Bueno , y como aquí no se hace lo que dice José o lo que digo yo, sometimos a la sabiduría popular nuestro siguiente paso. Habló la razón y seguimos por otros caminos, abandonando el track, yendo por la parte corta aunque era un poco más dura, y con el firme propósito de recuperar el trayecto marcado en cuanto fuera posible. De esta forma coronamos las planas. Yo se que había incluso quien se mostraba ya harto de subir, pero que le vamos a hacer, esto es ciclismo de montaña , siempre hacia arriba.
Cruzamos las planas rodeados de esos magníficos aero generadores y en dirección al mirador del Verde. El viento nos ayudaba , soplando a favor nuestro. Ya en este punto hicimos un pequeño descanso , para reponer fuerzas y advertir a los neófitos sobre la bajada que estábamos a punto de acometer. Tras este pequeño descanso y clamando a la prudencia y al talento emprendimos el descenso. Uno tras otro, dejando separación suficiente, sin infravalorar lo que teníamos que afrontar y sin sobre pasar nuestras capacidades. Yo detrás de Manu y , a su vez detrás de mi Antonio. Yo bajaba relajado pero con los sentidos disparados, podía oír muy cerca las ruedas de Antonio, de su gravel , desplazando las piedras detrás de mi, ,muy cerca. Cierto es que llegué a ver cifras importantes en mi velocímetro , pero que quieres que te diga, estaba disfrutando muchísimo. Esta era una bajada que se prestaba a esto ,a disfrutar. Pudimos ver algún esforzado ciclista en dirección contraria a la nuestra ,luchando, ascendiendo cada metro que nosotros ya habíamos abandonado.
Al llegar al fondo Javier L andaba situado a un costado del camino, advirtiendo a todos que en el suelo había grava, que fueran prudentes. Tras esto tomamos un trecho de la carretera a Torrecilla, te preguntarás por qué, pues por que es la forma más sencilla de volver y hay que pensar siempre en los compañeros que pueden menos. A estas alturas Thomas y sus tres acompañantes nos habían abandonado, buscaban otro camino para volver, para regresar ya que llevaban en mente meterse un buen almuerzo, dejando nuestro número en dieciséis. Ya sabéis que aquí no se obliga a nadie a venir , y por lo tanto tampoco a quedarse.
Enseguida llegamos al canal, yo anduve con Manu y mantuve una muy buena conversación con el. Pude ver una persona de oro, de esas que merecen hacer una pequeña parada y tomar un buen café por que nunca se pierde el tiempo. Hablamos de motos, de lo divino, de lo humano, de su nueva bici eléctrica, un diez vamos.
Llevábamos un ligero retraso, yo calculo que media hora. Esta no es una ruta dura se diga lo que se diga. La llevamos realizando muchos años y he visto personas de muchas formas físicas distintas hacerla, pero bueno, las cosas salen como salen a veces y , como digo ,nos falto media horita. Esto hizo que nos quedáramos sin cerveza el lor de la prudencia y de no llegar demasiado tarde a casa, Además que no podíamos quejarnos, la jornada había salido a pedir de boca.
Pau Donés, unos días antes de morir le dijo a Évole que los más inteligente que se podía hacer en la vida era no preocuparse tanto. Que dicho por él y en el momento que lo dijo tiene un valor muy especial. Si lo piensas cuántas cosas que te preocupaban la semana pasada no han sucedido. La preocupación nunca cura nada , pero te roba la vida. Así que , yo creo , que ya que estamos aquí y no sabemos por qué ni para qué, lo más inteligente que se puede hacer en la vida, dada su fragilidad, es tomarse todo menos en serio, abandonar la necesidad de impresionar a los demás , no huir de nada, sobre todo de tí mismo y disfrutar de la experiencia de la vida, incluso en las desgracias. No hay día, sea el que sea, que no merezca ser vivido. Hasta mañana.
Pablo Motos , el hormiguero.
En memoria de Daniel Genzor Muro. Que la tierra te sea leve, te echaré de menos.
V.