Ruta 07/10/2022 El Ritmo lo marca el último.

Para organizarnos en nuestras salidas.
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Ruta 07/10/2022 El Ritmo lo marca el último.

Notapor Valetix » Mié Oct 05, 2022 8:24 pm

Actividad organizada por BTTZaragoza C.C.

Propuesta de ruta para el Viernes 7 de Octubre, Una vuelta nocturna por las sendas del Ebro.36 kms más o menos.

Bueno , como la del Sábado es ruta corta, que ya toca, y a petición popular vamos a hacer una nocturna, no muy larga y divertida por un buen tramo de sendas. Quedaremos todavía de día aunque a punto de anochecer, nos dirigiremos a la Alfranca, allí se nos hará de noche y volveremos como podamos. Dan probabilidad de lluvia para la tarde, traeros chubasquero por si acaso. Temperaturas que oscilarán entre los 17 a 24 grados (de noche la temperatura baja) y un viento muy ligero de 10 kms/h de componente Sudeste que nos ayudará a volver. Por cierto que no será muy tarde , contamos con la ventaja de que el sol cae antes que en pleno verano.

LA RUTA PUEDE SER MODIFICADA A PETICIÓN DE LOS ASISTENTES.

HORA Y LUGAR DE QUEDADA:

Azud del río Ebro a las 19.00h

https://goo.gl/maps/YrnQ36VoRsQMuTPv9

HORA Y LUGAR DE LLEGADA:

El mismo sobre las 23.00. Seguro que antes.

No os preocupéis por los kilómetros y el desnivel por que nadie se quedará solo. Quien quiera venir ya sabe, se apunta y a pedalear

OJO, EL RITMO LO MARCARÁ EL ÚLTIMO !!!!


MÁS INFORMACIÓN EN EL TRACK:

https://es.wikiloc.com/rutas-mountain-b ... l-78902286

SE RECOMIENDA EL USO DE MASCARILLA O AL MENOS LLEVARLA ENCIMA POR SI PUDIERA HACER FALTA. OBLIGATORIO RESPETAR SIEMPRE LAS MEDIDAS DE SEGURIDAD.

Anímate es una ruta sencilla y aquí no se queda nadie solo.

Trae chubasquero, las luces de la bicicleta bien cargadas, móvil y es buena idea llevar una luz de apoyo , en el casco por ejemplo.

PERMANECE ATENTO A ESTE HILO POR SI LA RUTA LLEGARA A SUSPENDERSE.
Valetix
 
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Re: Ruta 07/10/2022 El Ritmo lo marca el último.

Notapor Valetix » Mar Oct 11, 2022 1:26 pm

Ruta 07/10/2022 Soto escondido

El señor oscuro.

“El día tiene ojos, la noche tiene oídos”. (Proverbio)

No se bien cómo explicarlo , no acabo de tenerlo claro. Los acontecimientos se sucedieron sin premeditación , una cosa llevó a la otra y , antes de darnos cuenta, estábamos embarcados en una ruta nocturna. El plan era sencillo, llegaríamos hasta donde la luz nos permitiera y desde allí daríamos la vuelta, casi sobre nuestros propios pasos, para regresar a casa. Pero como digo fue una evolución natural y , de esa forma , este nuevo ser evolucionado nos transportó a lugares que no imaginábamos alcanzar.

Ocho fue nuestro número . Yo, en lo profundo de mi ser albergaba ciertas dudas, pensaba que no vendría nadie, que esta convocatoria no tendría tirón, pero claramente me equivoqué. Siempre hay amigos dispuestos a buscar aventura, esa fue nuestra intención y eso fue lo que encontramos.

Antonio y su hijo Toño, diecinueve años de puro tesón, un chaval simpático que porta siempre una sonrisa y con unas piernas dignas de un campeón de ciclismo. Álvaro , estrenando luces. Se adivinaba en su rostro cierto nerviosismo, ese que da el descubrir algo nuevo, algo así a como cuando estás esperando abrir el regalo de cumpleaños para saber qué es. Me puso al corriente de Ruth y me dijo que hoy , que esta noche, se iba a cazar murciélagos . Manuel P había conseguido sacar tiempo, robándoselo al que amorosamente dedica a su hija, haciendo un ímprobo esfuerzo para estar en esta ocasión junto a nosotros. En cuanto a Ángel hay que reconocer su valor, baja desde un pueblo cercano , con su furgoneta y su bici en ella, pertrechado ya de ciclista sólo para rodar con el Ritmo. Ibán , un hombre sensato y cabal, brindando siempre su ayuda y sus ganas de compartir otro día memorable y cerrando estas líneas este vuestro seguro servidor. Tengo que decir que me falta uno ,pero ya sabes querido lector que mi memoria se muestra flaca en ocasiones, sobre todo en lo tocante a los asuntos de los nombres, creo recordar que me dijo que se llamaba Javier, pero no puedo jurarlo. Se que ha salido un par de veces con nosotros y estoy seguro que lo hará alguna más , pero tengo que pedir disculpas por que no llega a mi memoria en este momento su nombre.

Arrancamos pues bajo un cielo encapotado, las previsiones de Aemet decían que en el mejor de los casos tendríamos lluvia a raudales , hay que decir que se equivocaron, pero eso es algo que no podíamos saber. Un cielo gris, del tono de un buque militar cerraba las alturas. Un empobrecido Sol dotaba todo el entorno de una cierta irrealidad, de unos tonos fríos y desvaídos que dejaban este mundo a caballo entre algo real y un sueño. Una marabunta de mosquitos surcaban los aires por todas partes advirtiendo que este era su momento del día. Recordé a Ruth pensando que pronto sus murciélagos darían buena cuenta de estos seres insoportables. La vera del Ebro se mostraba cómoda para rodar, el grupo lo hacía de forma ágil, casi demasiado. Pensé en tomar camino a la finca de la Alfranca imaginando que no llegaríamos antes de que se hiciera de noche, pero llevando esta marcha probablemente mis plantes se verían cambiados. Cruzamos la pasarela del bicentenario cruzándonos con unos pocos ciclistas en contra dirección. Un breve saludo mientras continuábamos nuestra marcha.

Desviamos nuestro rumbo , desde la riada el camino a la Alfranca se halla itransitable en uno de sus tramos. En concreto los terrenos cercanos a una finca con ganado bravo. La cuestión es que tomamos hacia Pastriz . Empezaba a oscurecer, el cielo se transmutaba en algo de un gris azulado impávido, con ciertos tonos anaranjados en la zona que tocaba el horizonte. Por contrapunto la parte contraria del cielo venía trayendo un azul ultramar, todavía no lo sabíamos pero el señor oscuro estaba cada vez más cerca de nosotros.
Un grupo de atrevidos niños en sus bicicletas se puso a rodar con nosotros a nuestro paso por las calles del pueblo. Inquirieron dónde íbamos e Iban, con cierta sorna, les repuso que donde el viento nos llevara. Me pareció una osadía verlos pedalear al límite de sus fuerzas, por acompañarnos un trecho, sin importarles si era contra dirección o no, sin una luz y sin casco. Se despidieron de nosotros a la salida del pueblo, moviendo sus manos como cuando en las películas antiguas se despedía el tren, nos desearon buena travesía y no los volvimos a ver.

Ya estábamos en la Alfranca, haciendo honor a la verdad diré que no esperaba llegar hasta aquí, estaba casi seguro que no nos daría tiempo antes de que cayera la noche, pero como digo, rodábamos ágiles y si que habíamos llegado. Es más, propuse ir al soto escondido que se encuentra a poca distancia de allí. La respuesta fue unánime, pocos son los inconvenientes cuando las ganas sobran. Total que para allá que fuimos y al momento nos vimos en aquella caseta de vigilancia de las aves. Por las ventanas se veía un trecho del río en un gris tan apagado que existía dificultad incluso para imaginar los colores verdaderos, ya no digo para verlos por que eso era misión imposible. Muchos de nuestros compañeros no habían estado aquí , ni de noche ni de día, se maravillaron del lugar, aprovechamos para hacer una pequeña parada, reponer fuerzas y tomar unas fotos. Lancé mi vista un poco más lejos, el horizonte era una confusa línea abarrotada de formas extrañas de tal manera que no sabía dónde empezaba el cielo y donde acababa la tierra. La noche nos cubrió con su negro crespón, como ala de cuervo. Nuestro mundo se redujo a poco más de lo que nuestras humildes luces podían darnos. Creí verlo en la distancia, no demasiado lejos. Nos vigilaba. Sus ojos refulgían rojos como dos brasas de un cigarro mientras su silueta se recortaba contra la negrura del paisaje. El no era Satanás, pero ambos se conocían bien, yo no sabía cuales eran sus intenciones, pero se podría presagiar que nada bueno. Nos vigilaba quieto, como un felino acechando a su presa. El señor oscuro estaba allí.

No dije nada a mis camaradas y sin mucho más arrancamos , partimos de allí. Como te he dicho , querido lector que tan ávidamente devoras estas líneas, buscábamos aventura. Volvimos nuestros pasos, ya no encontramos a los niños, con toda seguridad sus padres los habían llamado a cenar, o eso o ellos también conocían al señor oscuro. Enseguida alcanzamos de nuevo la rivera del Ebro, a su vez el puente verde y aquí es donde marcamos la diferencia. No lo cruzamos, nos dirigimos de cabeza a la antigua chopera que ahora se encuentra talada. Advertí que esta zona podría ser mas difícil que de día , que las sombras proyectadas por nuestras luces hacen que el terreno se vea distinto, que la prudencia era necesaria.

Habían reparado la mota dejándola lisa como si de asfalto se tratase, enseguida hicimos la bajada a mano izquierda para entrar en una zona de sendas. Realmente parecía mas angosto que de día. El mundo había dejado de existir mas allá de nuestra pobre luz de gas. Los árboles aparecían fantasmagóricamente para desaparecer tan rápido como habían llegado. El paisaje se había convertido en algo extraño y ajeno, desconocido , en el que solo los raros y escasos sonidos de la noche se mostraban como nuestra compañía. El firmamento no se apreciaba, yo podía imaginar que no veríamos demasiado ya que el día había estado nublado, pero sabía que la luna llena estaba cerca y albergaba la esperanza de, por lo menos, apreciar un cierto fulgor allá en lo alto, una leve claridad que hasta ahora no se presentaba por ninguna parte. El sonido de los gajos de nuestras ruedas rompían el velo del silencio y los reflejos rojizos de nuestras luces traseras cerraban la marcha detrás de nosotros.

Ya en los terrenos de la chopera pudimos sentir, más que ver, el cielo abierto. Yo sabía que el hombre oscuro no andaba lejos, percibía su presencia como un pesado vaho a mis espaldas. Sentía sus ojos clavados en nosotros, esperando, esperando , esperando...

Me desorienté, no se como ocurrió pero tuve que detener mi marcha, lo que iba siendo un camino perfecto se transformó de repente en una maraña de plantas que no llevaban a ninguna parte. Oí como , desde la parte de atrás, Ibán inquiría si habíamos parado por causa de los jabalíes , yo le dije que no ,que simplemente estaba desorientado. Entre todos recuperamos la compostura y encontramos el camino para seguir, pero aquí el hombre oscuro es donde empezó a hacer de las suyas.

De forma sorpresiva el terreno se hallaba inundado , con seguridad alguno de los campos lindantes estaría siendo regado hasta el punto de rebasar e inundar este en el que estábamos. Pero no es que se encontrara con barro, no, literalmente inundado con una lámina de agua que cubría más allá del tobillo. Una corriente bien marcada discurría de nuestra derecha hacia la izquierda mientras un fondo absorbía nuestras ruedas dando al traste con los esfuerzos por salir de allí. De una forma u otra todos acabamos con los pies mojados. Las risas se oían por todas partes, el que más decía eso de “¿no queríais aventura?, pues aquí la tenéis.”. Atacamos el último trecho de sendas de la noche , se que el señor oscuro rabiaba en sus adentros, habíamos logrado escapar en esta ocasión, pero la última palabra no estaba todavía dicha. Al poco Ibán nos comunicó que había pinchado. Detuvimos nuestra marcha, arropándolo en el tiempo que duraba la reparación. En derredor nuestro la más absoluta nada, la oscuridad total, rota sólo por la linea de la carretera que al fondo se hallaba. Nuestras luces formaban un corro níveo, virgen , protector. Tras la reparación arrancamos y esta vez fue Manuel el que al momento nos dijo que también había pinchado. Reparamos entre carcajadas la segunda avería. Yo creo que Manuel no se dio cuenta hasta que se subió a su bici y se encontró medio metro mas abajo de lo habitual . Tras este tiempo perdido, pero a la vez encontrado entre amigos, reanudamos nuestro rodar, dirigiendo nuestros manillares hacia la capital. Nuestra luz era escasa, bien es cierto, pero era eso justamente lo único que nos protegía de ese señor oscuro y de su frio aliento. Si se acercaba a la luz desaparecía, esta le hería como una lanza, cortando su oscuro cuerpo, llevándolo a la nada. Enseguida nos vimos en el azud del Ebro, nadie quiso una cervecita en esta ocasión. Nuestros rostros estaban frescos por la bajada de temperatura de la noche. Nuestros ojos brillaban con una luz poco común , la misma luz que produce la alegría y las ganas de hacer cosas. Nos despedimos en ese lugar, rodando cada uno para nuestras casas, deseando ducharnos y llegar al calor que tanto nos merecíamos en esta ocasión.

El día tiene ojos, la noche tiene oidos . Estos son los del señor oscuro que, seguro seguro, la próxima noche volverá a estar esperándonos ahí.

Gracias.

V.
Valetix
 
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