Ruta 28/05/2022 Soto escondido/ Rincón falso.
Legión.
Me levanté como siempre, dispuesto a otra mañana de Sábado en bicicleta. Había quedado con Vicente y con Javier L , vivimos cerca y la idea era acudir juntos a la quedada. El albor se mostraba limpio, de un azul impío , los tilos regalaban su intenso aroma proveniente de unas minúsculas flores.
En el punto de reunión una abundancia de convocados, hasta hacer el número de diecisiete. Las caras más variadas, Recuperábamos a Mariano y a Alfredo. Por fin junto a nosotros en el pelotón. Un buen puñado de habituales como José H, presto con sus fotos y vídeos, Antonio y su excelente humor, Francisco, buena persona donde las haya, Alejandro que a golpe de pedal ha consolidado su lugar en el grupo, Javier E siempre discreto, siempre educado, Ángel un tío símpático y potente, Humberto, parte fundamental de este grupo, Gorka al que hace demasiado que no veíamos, José Luis , nuevo miembro, veterano de la bicicleta y con todas las ganas e ilusión , Carlos A todo positividad, Ibán que tuvo a bien regalarnos una buena colección de fotos , Ricardo en su segunda salida y que nos contaba que había pasado lo suyo con la rodilla, pero que ya se encontraba recuperado, Javier L con esas ganas que nunca le falta, Vicente L ayudando como siempre y cerrando filas este vuestro seguro servidor.
Vino a mi mente una parte del evangelio de Marcos en el que Jesús le preguntaba a un endemoniado cuál era su nombre , a lo que este hombre respondió “mi nombre es legión, por que somos muchos”. Somos legión.
Arrancamos prestos a recorrer las sendas que ya nos eran conocidas, las de la ribera del Gállego , tanto en su margen derecho como a la bajada en el izquierdo. Rodábamos prestos y sin ninguna dificultad, tanto la ruta como el día se mostraban amables. En un tris alcanzamos el puente de los estrechos. Este paso sobre el rio siempre me ha causado ciertos reparos. Que demonios, haciendo honor a la verdad me da miedo, pavor. Es lo estrecho que es, es tal vez cómo está diseñado, de tal manera que se muestra muy abierto al rio, desprotegiendo a quien ose cruzar de una posible caída al espacio inferior . José se había adelantado un momento y , siempre desde su atención , se afanaba en hacer unas fotos a todos los miembros conforme cruzábamos.
El recorrido de vuelta por el rio seguía siendo fácil. El verde lo dominaba todo reinando con una infinidad de matices. En las escasas zonas desprotegidas de vegetación se producía un hecho asombroso. La temperatura subía varios grados , casi hasta hacerse molesta, ese es el punto de cuidado que nos brindaba la espesura.
Todo iba bien, andábamos cerca de alcanzar ya las sendas del Ebro, otra bonita zona a superar cuando a nuestro Alfredo le dio un vahído . La verdad que no se bien que fue, una bajada de azúcar, de tensión o que volvía de cincuenta días de vacaciones, o no se, todo junto tal vez. La cuestión es que se fue al suelo. Paramos al grupo en un momento, todos los compañeros se apresuraron en atenciones y cuidados. Nuestro protagonista dijo estar bien así pues seguimos marcha. Pero no, no estaba bien. Volvió a caer, a escasos cien metros del anterior punto. Hablé con Humberto, acordé con el que acompañaría a Alfredo ,aquí no se queda nadie solo. Que llegaría al puente verde, pasarela del bicentenario , y que allí nos esperaría. Acordado esto le di una gominola que viene enriquecida con un poquito de cafeína, con la esperanza que recuperara pero Alfredo seguía mostrándose testarudo como un Ñu. Lo poco que le puso las pilas lo que había tomado y siguió marcha con el resto del grupo.
Atravesábamos nubes de mosquitos en las inmediaciones del Ebro, obligaba a cerrar la boca y a limpiar brazos y piernas después del paso.Las sendas de la ribera se habían estrechado, en algunas partes incluso habían crecido zarzas, pero bueno, nada que nos suene extraño a los que estamos acostumbrados a estas clases de pasos. Salimos de las sendas, nos llegamos a la pasarela del bicentenario y seguimos por el camino de la Alfranca.
Música heavy salía de la bicicleta de Antonio, Jose Luis tuvo un ligero despiste y se marchaba solo atravesando el puente verde, suerte de Vicente que ,atento a la jugada , volvió a encaminar a este hombre. Tomamos un desvío ya que sabíamos que la zona que se halla junto al rio , unos extensos campos donde se cría ganado bravo, se hallaba desolada por la pasada riada, es más , Pablo con gran generosidad nos había advertido de ello.
. A la vista éramos un grupo extenso, que pasmaba sólo de verlo, La clásica y tan nombrada serpiente multicolor devorando caminos ,aunque yo conocía su nombre , son demonios del desierto y su nombre es Legión.
En la finca de la Alfranca todo era paz y armonía. Es una zona hermosamente diseñada, con amplios espacios verdes y zonas de asueto muy bonitas. Enseguida tomamos el desvío que nos condujo al soto escondido. Allí encontramos una caseta que hay , dispuesta para la observación de aves en esta zona que , cabe recordar, que es un espacio protegido. Carlos me dijo que no conocía el lugar y que le parecía muy bueno para venir paseando con su familia. Tras una buena tanda de fotos y de un pequeño parón para reponer fuerzas seguimos en busca del soto del Rincón falso.
La zona de sendas era increíble, unos pequeños hitos de madera marcaban el camino a modo de señalización . La espesura impedía de nuevo ver el cielo , solo acompañados por nuestro bosque particular. Lo estábamos pasando bien. Emprendimos ya el regreso a capital, andábamos de nuevo por el camino de la Alfranca, por una zona de doble curva . El grupo me pidió que me pusiera en cabeza por que yo tenía el track y así lo hice. Un ciclista , un melón , un desconsiderado venía en dirección contraria claramente demasiado deprisa para las circunstancias del camino y del gran grupo que veníamos, avisé al ir en cabeza con un “ojo bici” pero entiendo que el grupo marchaba relajado, tal vez incluso de cháchara, apelotonado cuando este individuo se les echó encima. Incluso llegó a invadir parte del carril contrario , lo que hizo que algunos de mis compañeros, intentando evitar la colisión, giraran sus manillares tal vez con demasiada prisa. Bueno, como resultado Mariano fue otra vez al suelo. Esta ocasión no fue tan grave como la anterior, pero no pudo evitar unos rasguños en su brazo a los que acudí presto a atender. Con ayuda de Humberto, después de limpiar la herida, desinfectarla y darle Yodo seguimos marcha.
En la zona de la Cartuja el grupo se dividió, muchos tenían prisa por acabar, y así lo habían advertido en su momento. Marcharon pues , quedamos media escasa docena , un buen puñado de valientes, dispuestos a acabar el track hasta sus últimas consecuencias.
Acudimos al bar del canal donde cayeron unos buenos refrescos y unas papas bravas y , tras una muy amena charla nos despedimos emplazándonos para futuras ocasiones.
Gracias.
V.