Ruta 11/09/2021 La Virgen de Magallón
Lobos.
“Si no puedes enfrentarte a los lobos no entres al bosque”. Alexandra Udinov.
Ocurre de vez en cuando , no es muy corriente gracias sean dadas al Hacedor, pero ocurre. Esos días en los que la aventura fue tan épica, tan magnífica que uno no sabe ni por dónde empezar, que ponerse frente al papel en blanco representa un reto de magnitudes desproporcionadas. De todas formas que las musas nos ayuden, a ver en que lugar acabamos, mientras en mi cabeza resuenan aullidos de lobos.
Diez en el lugar de la quedada , incluso sabiendo que la ruta de hoy revestía cierta dureza. Dispuestos a todo, a luchar, a morder, a pelear hasta el final para conseguir el objetivo. Como he dicho en otras ocasiones esta gente no está acostumbrada a rendirse. Entre los reunidos cabe destacar alguna presencia. Félix con su bici eléctrica se unia a nosotros y Mariano (amigo de Gorka) también. Era este último un hombre maduro, pero se adivinaba un ciclista avezado tan sólo viendo su porte y la musculatura de sus piernas. Leo y Paola también se sumaban hoy a nuestra manada, sobre todo Pao que , como veremos más adelante , cobró un protagonismo especial. Javier L , una persona afable y educada a la par que un magnífico compañero de viaje. Alfredo, un hombre que , aunque revestido de normalidad, sólo hace falta rascar un poco en esa superficie para poder ver el oro de su interior. Javier T, su discrección y su amabilidad sólo se ven superadas por su capacidad de sufrimiento y sus ganas de luchar, un hombre al que hay que temer por que nunca se rinde. Gorka aparecía por segundo día en la ruta, luciendo un moreno envidiable y una sonrisa como bandera. José H que tanto ha dado a este grupo y a BTTZaragoza y , cerrando filas, este su seguro servidor.
Iniciamos marcha pues, igual que los lobos, como una manada compacta, sabiendo que hoy la ruta no sería un regalo, sabiendo que tocaría sufrir, sabiendo que ,de una u otra forma, recogeríamos nuestro premio.
Sobrepasamos sin dificultad el andador del Gállego, algún paseante ocasional ,incluso con sus perros, intercambiaba un saludo. Enseguida dejamos atrás Santa Isabel, pasamos por las cercanías de Montañana y de Villamayor. Nuestro track se dibujaba recto como una flecha, con un destino claro. Hubo quien sugirió parar un momento para visitar la Sabina milenaria, de echo pasamos lo suficientemente cerca como para llegar a verla, pero decidimos que mejor a la vuelta, ya que el recorrido en este punto era el mismo, y con la condición que hubiera tiempo. Algún compañero declaro que no conocía el lugar, que no había estado allí pero, bien visto, así tenemos escusa para volver otro día.
A partir de aquí es donde el asunto comenzó a ser peliagudo, el terreno en la mayoría de su recorrido se ofrecía como una cuesta arriba e incluso en algunos puntos como una subida nada desdeñable. No se pudo oir ni una sola queja, no hubo nadie que se rindiera o incluso que albergara la más mínima duda. Luchaban todos ellos, continuaban con una sonrisa, apretaban los puños sobre sus manillares... a veces los lobos dan miedo.
Alguna nube ocasional nos regalaba su sombra mientras un cielo de un azul claro prometía darnos castigo en cuanto nos descuidáramos. Mientras nosotros llegábamos a Perdiguera, lugar donde el trayecto dibujaba una raqueta. Se apercibió a los compañeros que este era el lugar. Un punto de no retorno donde, si alguno lo deseaba o bien notaba flaquear sus fuerzas , podría variar su camino para encontrar otro más suave. No se obtuvo respuesta, todos a una tomaron la decisión. Seguimos nuestra marcha, como una sola persona, como un solo corazón.
Comenzaban a apreciarse algunos gestos de tormento, el sol empezaba a calentar, se recurría a las reservas de agua sobremanera y las cuestas eran batallas que había que ganar. Alcanzamos ese trecho que sufrió el incendio hace unos años . Mi alma volvió a caer al suelo.
La vida siempre se abre camino, es cierto, de una forma u otra lo consigue, se regenera y recupera lo que es suyo pero en este lugar ,y a pesar del tiempo, todavía se pueden ver los estragos del fuego. Mucho terreno de monte todavía oscuro, con su suelo desnudo mostrando unos tonos ocres salpicados aquí y allá por el negro de los árboles quemados. Como dedos descarnados, enseñando la realidad de la muerte , clamando al cielo y demostrando una vez más hasta dónde pude llegar la estupidez humana. Anduve rodando ese trecho acompañado por Leo y Pao, intercambiamos opiniones ante la desolación de ese paisaje y , claro está llegamos a una conclusión.
Somos personas que hacemos deporte, nos gusta esto y la verdadera amistar, la fraternidad de ir en un pelotón de amigos , nos gusta el campo y de echo es nuestro lugar de entrenamiento, nuestro gimnasio por así decirlo. Somos cuidadosos en el desempeño de nuestra actividad, no dejando ninguna basura en el lugar, cuidando el entorno y dejándolo incluso mejor que cuando hemos llegado. Disfrutamos cada año, sin falta, de la explosión de vida, de los mil aromas que nos regala la naturaleza cuando llega la primavera. Ver un panorama como este resulta desalentador.
Llegamos hasta la última cuesta, la más dura que nos regalaba el día, la que se encuentra justo en el acceso al santuario. Este se recortaba contra el cielo justo en la cima mientras podíamos observar un camino serpenteante ascendiendo por su costado.
Luchamos hasta el final, cada uno a su medida, dándolo todo. Se muy positivamente que a todo el mundo se le aceleró el pulso, que a todo el mundo le quemaban las piernas y que todos y cada uno de ellos encontraron su lugar para el ascenso. Así pues, uno detrás de otro , fuimos llegando. Realizamos la foto pertinente, visitamos el lugar no sin antes saludar a la Virgen como mandan los cánones e iniciamos un retorno sin dilación ya que el sol y la hora empezaban a apretar.
El retorno se mostró mucho más fácil, la mayoría de los tramos se ofrecían ahora en una cuesta abajo que aceleraba nuestros velocímetros sin hacer apenas esfuerzo. Los kilómetros se sucedían sin sentir y rebasábamos las localidades que otrora visitáramos como si de un rayo se tratase. Pao se dolía de su espalda, o bien la postura de su bici, o el sobre esfuerzo realizado le estaban pasando factura. Llegué a preocuparme , si quieres que te diga la verdad, ya que era sabedor que aún quedaba un buen trecho y , pobrecilla, le tocaría sufrir un poco más que a los demás. Se portó como una leona, como lo que es , una guerrera, una chica con las ideas claras y que no tiene por costumbre rendirse. Vaya desde aquí mi enhorabuena.
Javier L también estaba pasando lo suyo. Había conseguido hacer la ruta entera, a pesar de que está algo desentrenado , hace bastante que no coge la bici con la asiduidad que lo hacía, pero toda la fuerza que hoy estaba mostrando se veían ensuciadas por una rozadura donde la espalda pierde su santo nombre que le estaba dando tormento y haciendo difícil el pedalear.
De esta guisa llegamos a Zaragoza, con los corazones henchidos por la alegría, orgullosos y felices por conseguir este hito. Convertidos en lobos a los que sólo mirar aterroriza.
Es mucho mejor caminar como un lobo solitario en la dirección correcta, que seguir a la manada en la dirección incorrecta.
Gracias por tu tiempo.
V.