Ruta 27/02/2021 Subida a Salinas.
Un día diferente.
“Algunas personas sueñan con hacer grandes cosas, mientras otras están despiertas y las hacen”. Anónimo.
El aire comenzaba a traer aromas a primavera y, aunque todavía hacía cierto frío, ya sabíamos que lo más duro del invierno había sido rebasado. El cielo se presentaba gris, cubierto por una niebla alta que le otorgaba un aspecto casi metálico. Un ligero viento nos acompañaba incluso, diría yo, dándonos cierta ayuda . En el día de hoy se ofrecía con un gran reto por delante. Si bien para los más fuertes no tanto, para un buen número de nosotros representaba un hito difícil de superar. Algo así como llegar al techo del mundo.
En la convocatoria diecisiete almas con la predisposición adecuada para pasar otra jornada grande. Partimos en grupos como es preceptivo, siempre pensando en la seguridad ya no la nuestra misma, si no de las personas más allegadas a nosotros y que pudieran correr un riesgo cierto. Sin más dilación arrancamos.
El grupo en el que yo me encontraba salió el primero, sabiendo a ciencia cierta que más pronto que tarde seríamos alcanzados y rebasados. Arropado esta vez por Pascual, Miguelón, Toño y David C y cerrando la comitiva este que suscribe estas modestas líneas. Comenzamos a pedalear al punto , buscando nuestro destino, sabientes de todo el sufrimiento que nos tocaría pasar . La marcha era moderada, aquello que se dice por esta tierra, sin prisa pero sin pausa. Los caminos desaparecían bajo nuestras ruedas mientras que el grupo , entre chanzas y bromas, se acercaba cada vez mas a esa famosa subida.
Nos llegamos a los pies de ese término, mis compañeros me indicaron que siguiera, es más , oí claramente como Pascual se ofrecía a escoltar a Miguelón durante su trayecto. Comencé la escalada pero enseguida me di cuenta que algo no andaba bien. Estaba solo, en unos pocos metros y ya me encontraba solo. Di la vuelta incluso un poco más allá de la linea de salida y cual no sería mi sorpresa cuando hallé a todos tan tranquilos, unos desalojando aguas menores, otros comiendo alguna cosa antes de enfrentarse a la cuesta...
Como decía : finalmente atacamos la dichosa rampa. Cada uno comenzó a subir a su ritmo, según las fuerzas le permitían. Allí, en aquel lugar, había un ligero viento a favor, lo que para los que estábamos ascendiendo producía una sensación de calma chicha y de calor. Sabido es que el primer kilómetro y medio es el más duro de afrontar ya que se muestra con mayor ángulo de inclinación. Por encima de la barandilla de madera podía ver como, a cada esfuerzo, a cada pedalada, el entorno se quedaba más y más abajo. El polígono se empequeñecía ante mis ojos facilitando la visión de los montes que se encuentran detrás , en la distancia.
Ese tramo primero se estaba haciendo duro de verdad, pero había que aguantar, aún incluso sabiendo de todo el tremendo trecho que quedaba por realizar. Llegué a la zona de tierra, un pequeño escalofrío recorrió mi columna sabiendo que lo peor ya había pasado pero que todavía estaba muy lejos de mi destino, abandonado de la mano de Dios. Durante esta etapa comencé a ser rebasado por compañeros. Muchos de ellos me adelantaban en una muestra de fuerza que hacía que bien pudiera parecer que estaban llaneando. Saludaban esporádicamente e incluso propinaban alguna frase de ánimo. Alguna de esas mentiras ciclistas a las que en realidad ya estamos acostumbrados como “va, que ya queda poco...” o bien “ venga, campeón, que sólo faltan dos curvas...” El primero en alcanzarme fue Jorge, seguido de cerca por todos los demás. Mención especial a Carmelo , que me sobrepasaba por la izquierda y al que , después de mucho tiempo, pude volver a ver. Siempre es un placer rodar al lado de personas con un corazón tan grande como el de este hombre, siempre ayudando, siempre aconsejando. Aproveché, imagino que al igual que los demás , las pequeñas zonas que se hallan con menor inclinación, o tal vez incluso falsos llanos, para recuperar un poco el pulso, el aliento e incluso la compostura. Ya podía divisar los molinetes, cada vez más cerca, luchando contra mi mente que me decía que aquello no era sano, que incluso podría ser peligroso, que ya no tengo edad para esas cosas. Hice caso omiso y seguí pedaleando. Afronté la última cuesta al límite de las fuerzas. Allí arriba pude reencontrarme con el resto del pelotón que , si bien estaban descansando, mantenían una distancia prudencial unos de otros. Me mantuve allí puesto que faltaba todavía gente por llegar. Enseguida pude divisar a Miguelón , y es aquí donde yo quería llegar. Esto si que fue una hazaña en toda regla. Bajando su tiempo anterior en diez minutos, cuidado , diez minutazos. Este hombre se está tomando las cosas en serio últimamente, se puede apreciar toda la cantidad de peso que ha perdido y también que cada día está un poco más fuerte.
Enhorabuena Miguel.
Continuamos marcha encaminando hacia Bosque Alto, que digo yo que ya podían haberle llamado bosque intermedio y ponerlo más abajo, que habría dado igual. Que manía con subir. Enseguida oi a Paco por detrás , de echo llevaba ya un ratito allí , que a viva voz me dijo que si podían adelantarnos, le dije que si, como no, esto es algo con lo que ya contaba. Siguieron su camino y nosotros el nuestro.
En esta parte se dio principio a nuestras dificultades. Nos perdimos, si con track y todo, nos perdimos, marchábamos hablando animadamente, disfrutando del paisaje y del entorno, de todo aquel aroma que se abría ante nuestras narices …. y nos perdimos. Suerte que Pascual se conoce aquella zona y nos sacó del entuerto por unos caminos que me resultaron hasta bonitos y que estoy seguro a los que volveré. Eso si, de regalo una quincena más de kilómetros , que le vamos a hacer.
Nos llegamos hasta la carretera de Jaulín para, desde allí, volver a la ciudad tan aprisa como nuestras mermadas fuerzas nos permitían.
Ya en Capital, los pocos que quedábamos , buscamos un bar donde aparcar nuestras posaderas y que nos sirvieran la merecida cerveza .
Es cierto, otros se duermen, dejan pasar el tiempo y pierden oportunidad incluso de probarse a si mismos. Yo creo firmemente que perder el tiempo es el mayor pecado que pueda haber. Ya que es algo finito, algo que se nos escapa y se nos acaba. Así pues aprovecha tu tiempo, al máximo, al límite y no desperdicies ocasión con lo que no lo merezca , solo de esa manera podrás decir que has vivido.
PS José , te echamos enormemente de menos, cuento los minutos para que vuelvas a rodar con todos nosotros. Tu sitio está en este pelotón sin lugar ninguno a dudas o a discusión.
Gracias por tu tiempo y tu atención querido lector.
V,