Ruta 23/01/2021 Sendas Gállego y Valdegurriana
La locura.
Existe una palabra para definir el momento en el que fantasía y realidad se mezclan: locura.
Laia Soler.
Se nos presentaba un recorrido bastante sencillo, si exceptuamos eso si , el tramo de Valdegurriana. Este se muestra como un auténtico parque de la bicicleta, con constantes sube y baja , sendas rompe piernas en las que te pegas poco tiempo, haces pocos kilómetros pero sales con los deberes hechos y con las piernas ardiendo. En cualquier caso para allá que fuimos, decididos y valientes otra vez acercándonos a la veintena de participantes.
Es imperativo decir que , dado los tiempos que corren, volvimos a crear grupos burbuja, con alguna redistribución de última hora, cierto es, pero salvando todos los impedimentos para allá que fuimos. El tiempo nos auguraba aire. Ese Cierzo que lleva dando castigo desde hace años. Este track prometía protegernos, mantenernos a resguardo cobijados en sus sendas, cubiertas de árboles y de lomas. El cielo se mostraba gris, esa era otra, ya que también cabía la posibilidad de que cayera alguna gota pero, como digo muchas veces, estos locos queridos son así y, como buenos locos abrazan sus locuras, juntando fantasía y realidad, saliendo juntos a dar pedales contra viento y marea.
El destino caprichoso el y el fruto de esa redistribución que ya comenté hicieron que mis compañeros de ruta , en esta ocasión no fueran otros que Paco Ines y Fer. No se puede rodar mejor arropado, no se puede tener mejor compañía. Arrancamos desde el Azud en última posición , yo en mi corazón albergaba la esperanza de ir alcanzando e incluso rebasando a otros grupos, pero no me llamaba a engaño sabiendo de la dificultad de este empeño. Aquí en el Ritmo hay componentes que están muy fuertes y que podrían permitirse el lujo de rodar con cualquier grupo que les apeteciera.
Quiero hacer una breve parada, si me lo permites querido lector, para hacer una mención , y no es otra que el retorno de nuestro bien querido Miguelón, que llevaba un tiempo en dique seco y que por fin recupera su posición en nuestras filas. Bienvenido de nuevo Miguel.
Como íbamos diciendo, arrancamos para encontrar la ribera del Gállego, encontrarla y seguir su trazada, remontando su curso, hasta Santa Isabel y un poco más allá. Su caudal se hallaba rebosante, casi hasta el punto del desborde, cercano a el me atrevería a decir. Sus aguas bajaban raudas , aumentadas hasta el punto , transformando un río que suele ser escaso en todo un titán a tener en cuenta. Si bien el día no nos proporcionaba mucho calor el entorno nos regalaba un refugio de todo el viento que hubiese podido perturbarnos. El paisaje se dibujaba gris, como corresponde a la estación incluso con cierta pesadez atmosférica, cierta humedad o neblina que embutía en un gris difuso todo aquello que se encontrara en la distancia. Una perspectiva atmosférica que ya dibujara Leonardo en su Virgen de las Rocas. Cruzamos al otro lado del río y continuamos a su vera durante un trecho más, su compañía representaba un estímulo, esta vez a favor de su curso, río abajo. Divisamos el anterior grupo, formado por Luisete , Ángel y Gocha. Rodaban de manera relajada, disfrutando del entorno tal y como se merecía pero sin olvidarse de hacer los deberes. Llegamos incluso a rebasarlos en un punto, antes de la pasarela del Bicentenario, también conocida como “puente verde”.
Allí nos hicimos unas fotos mientras éramos rebasados de nuevo por el grupo de Luisete. Unos caminantes que pasaron por el lugar nos informaron de que muy cerca de allí, en el parque que se halla a los pies de este puente, se hallaban un grupo de compañeros haciendo ejercicio. A mi cabeza acudieron imágenes contradictorias, por un lado la de estos paseantes pensando que tal vez esos ciclistas no tenían bastante con sus bicis para hacer ejercicio extra y por otro sabiendo que se habían confundido y que serían algunos haciendo el video para tik tok. Una sonrisa pícara se dibujó en mi cara, una mueca torcida , pero guardé silencio, las explicaciones estaban de más.
Cruzamos la Cartuja y nos llegamos al canal, aquí, en esta parte, si que fue inevitable, recibimos el viento de cara, abnegados, y seguimos dando pedales hacia nuestro siguiente destino, las sendas de Valdegurriana. Nos informaron que incluso el grupo de Vicente no andaba lejos, de alguna mágica manera nos manteníamos en la distancia, pero sin llegar a separarnos lo suficiente como para estar abandonados. Esa es la extraña relacción, el extraño vínculo que nos une, como una telepatía, como un sentir, como un corazón manteniendo un mismo latido.
Enfrentamos ese nuevo trayecto, las sendas se ofrecían con pendientes considerables. Aquí ya las pulsaciones subían en los ascensos y los sentidos se disparaban en las bajadas. Rodeados de pinos, en tierra de nadie, como si toda la civilización hubiera desaparecido dejándonos solos en el mundo. Nos llegamos hasta donde se hallaba el grupo de José H, él , María Luz y Miguelón dando pedales, esforzándose y disfrutando de la jornada seguro. ¿ Que por qué estoy tan seguro? Por que sus caras brillaban en una sonrisa descarada, abierta y pública. Los adelantamos, o más bien se dejaron adelantar, seguimos nuestros pasos, marcando nuestro propio destino. Avanzando de forma inexorable de la misma manera que se avanza sin remedio en la vida. Acabamos con esas sendas, pero nos llevamos su recuerdo. Mis piernas quemaban, se quejaban por el castigo propinado. Volvimos al llano del canal buscando el bar donde poner nuestras posaderas, donde tener nuestro bien ganado momento antes de regresar al hogar. Allí cayeron unas buenas cervezas y, gracias sean dadas a Oscar y a que era su cumpleaños (felicidades Oscar, que cumplas muchos más) unas buenas papas bravas que, a postrer , entraron como una bendición en un visto y no visto. José repartió los premios de esta temporada dos mil veinte que tan estéril ha sido, que tantos disgustos nos ha traído y que todavía estamos pagando. Estos vinieron en forma de unas jarras a aquellos que este año habían sido más representativos o participativos y un bonito llavero como detalle para los asiduos al grupo. Perseverar amigos , que el año que viene habrá más, seguro.
Y así es la locura junto a esos aguerridos soldados, junto a estos compañeros, junto a estos amigos , gozando cada fin de semana, llenando nuestras vidas de momentos, de esos que importan. Abrazando una locura que , como digo, confunde fantasía y realidad.
Gracias por tu tiempo.
V.