RUTA 20/06/2020. El Ritmo lo marca el último.
El Regreso.
“Negro para la caza durante la noche. El color blanco para la muerte y el luto. Oro para una novia en su vestido de boda y el rojo para deshacer encantamientos. Seda blanca cuando nuestros cuerpos se queman, banderas azules cuando lo perdido regresa. Flamas por el nacimiento de un Nefilim y para lavar nuestros pecados.
Gris por el mejor conocimiento jamás dicho, hueso para aquellos que no envejecen. El azafrán ilumina la marca de la victoria, el verde reparará nuestros corazones rotos. Plata para las torres de los demonios y el bronce para convocar a los poderes malvados”
Cassandra Clare City of Heavenly Fire.
Regresamos, volvimos a rodar, El Ritmo y buena parte de sus componentes volvieron a los caminos y fueron los caminos del regreso, los caminos de lo imposible. Nos reencontramos por que ya había ganas, ya era imperativo, ya habíamos vencido a nuestros demonios y a la soledad y reclamábamos nuestro premio. Banderas azules cuando lo perdido regresa.
El día se presentaba propicio, la previsión metereológica era bastante generosa. El principio de la mañana fresco y amable y un ligero calor para la vuelta. Acertó bastante, al comenzar la jornada casi pareciera que el cielo amenazara lluvia y a la vuelta calor, un sol de justicia que quemó las pieles de muchos. Se programaron dos puntos de reunión, el primero en el Azud del Ebro y el segundo en la Sindical. Entre unas cosas y otras quince almas, quince jinetes dispuestos a dar guerra y a vencer al camino. Muchos ya veteranos y , como no puede ser de otra forma, alguna cara nueva.
Destacar la presencia de Jesús con su eléctrica. Me alegré mucho de volver a verte, ya hacía demasiado tiempo amigo mio. Félix , que tuvo una caída hace un tiempo, antes de la pandemia, de esta maldita pandemia y su confinamiento que nos ha dejado una marca indeleble a todos, y que pude ver recuperado e incluso con algún kilo de más. Vino acompañado por un chaval joven, todo potencia, pero que tuvo la mala suerte de sufrir una avería al poco de comenzar la ruta y , lamentablemente , no nos volvimos a encontrar . Seguro que en la próxima esto no sucederá.
Mencionar también a Daniel, alguien ya veterano en Btt Zaragoza pero que , desafortunadamente, sufrió una caída severa, con intervención quirúrgica incluida y esto lo tuvo retirado de las dos ruedas por un tiempo. Ahora se atreve a volver y, de la mano del Ritmo, espero que sea por más ocasiones.
Así y todo iniciamos la marcha, sabederos de que el camino era largo, el reto para después de estar tres meses encerrados era importante y que no nos podíamos despistar para completarlo con éxito . Arrancamos dirección Alfocea, para superar la localidad enseguida. El grupo comenzaba a despertar, a soltar piernas. Los saludos y los comentarios se sucedían de forma esporádica, cuidando siempre de mantener la seguridad necesaria para la marcha y cumplir de forma escrupulosa con las peticiones sanitarias. El cielo se mostraba gris plomizo, incluso anduve comentando con Gocha sobre si llegaría a llover o no. El aire traía aromas a campo, a naturaleza, a río y a vida. Unos olores que durante tanto tiempo se nos habían negado, se nos producían extraños, algo en el recuerdo y que ahora, de nuevo, recuperábamos. Banderas azules cuando lo perdido regresa.
Los distintos pueblos y localidades se sucedían con prontitud, por un terreno llano y sin dificultad , más allá de lo largo de su tirada. Dejamos atrás Utebo, Casetas, Sobradiel, Torres de Berrellén y la desembocadura del río Jalón y no es que pasáramos por ellas, en los más de los casos fueron sus cercanías, pero de todas las formas comíamos kilómetros y dejamos atrás todos estos lugares. Así hasta llegar a Alagón. Entramos en el pueblo por donde se encuentra la antiquísima fábrica de ladrillos, encarando las antiguas escuelas, pero en lugar de eso, giramos con prontitud a la derecha y cruzamos su polígono industrial. De esta forma tomamos el nuevo rumbo que nos llevó a Alcalá de Ebro, que es el lugar donde se halla la Insula Barataria citada por el maestro Cervantes y que en el día de hoy, era nuestro destino.
El sol despuntaba ya en el cielo, entre nubes mandaba rayos amarillos que brillaban en el punto donde tocaban el suelo. La temperatura comenzaba a subir mientras los pajarillos todavía inundaban el ambiente con sus trinos y aquel aroma, el mismo que nos llevaba del brazo el resto del trayecto y que llenaba todo. Impulsado nuestros sentidos a un punto de saturación y que , al fin y al cabo, es lo que habíamos estado buscando desde el principio, es lo que llevábamos meses añorando. Así somos, esta es nuestra condición. En breve tocamos Alcalá de Ebro , una primera parada en una pequeña escultura de Sancho, que se halla dentro del casco urbano y que a nuestra presencia , una señora del lugar aprovechó para hacer algún chascarrillo y alguna chanza de nuestro gran Miguelón, Sólo diré que esta mujer no tenía claro con quién se estaba jugando los cuartos, si hay alguien presto a la broma ese es nuestro Miguel, por lo tanto , después de unas buenas risas, abandonamos el lugar para llegarnos a donde se encuentra propiamente el Sancho Panza.
Este se encuentra vestido de gala, con su bastón de mando incluido y meditabundo, pensando profundamente , tal vez alterado, sabiendo la vida que acaba de abandonar, toda esa temporada de aventuras y de campo abierto, cambiado por el gobierno de una ínsula. Hicimos la parada de rigor , una buena dosis de fotos y re emprendimos el camino de regreso, que aún quedaba un buen trecho. Este se produciría, sin género de dudas , por la rivera del canal imperial, de esta forma se minimizan los riesgos para la vuelta y se prima la velocidad . Así pues arrancamos de nuevo.
Nos llegamos a Pedrola , ya con un sol que empezaba a ser preocupante, reinando en lo alto de un cielo cián intenso . Desde allí nos incorporamos al canal y, ya concentrados y preocupados de que la hora de llegada fuera prudente, dimos pedales como si nos fuera la vida en ello. Decir que el ritmo fue algo más que bueno, ágil, digno de cualquier otro grupo superior al nuestro, pero es que esta gente no se amilana ante nada, así son las personas que me acompañan, así son mis amigos.
A la entrada de las Murallas de Grisén llamé a David.
Más tarde supe que Miguelón también le había llamado, pero es que José H y Pascual, cada uno desde una parte distinta del pelotón , también me preguntaron. Estoy seguro que el resto de compañeros llevaban en sus mentes el encuentro. Este se produjo en las inmediaciones de Pinseque. Resultó emotivo, incluso necesario me atrevería a decir, pero me vas a permitir en esta ocasión una pequeña falta de educación por mi parte. Lo que allí aconteció se quedará en la intimidad, en un momento privado que quiero guardar dentro de mi. Eso si, te invito a que , en otra ocasión, si quieres saber que es lo que pasó, si quieres participar de algún otro momento como este, te vengas con el Ritmo, siempre serás bien recibido.
Continuamos con una marcha cercana a lo fuerte, si bien no insoportable, pero si fuerte, de esas que te llevan el pulso elevado y con la respiración justa. Centrados en una única tarea, pedalear y sobrevivir, llegar a tiempo y vencer nuestros miedos y nuestros límites.
Cuando llegamos a Zaragoza un número de nuestros compañeros marchó para su casa, empeñados en no llegar tarde al hogar, otro buen número de nosotros quedamos a la cerveza donde, como siempre y cómo no, se sucedieron chistes , bromas, brindis y fotos. Así somos , insisto, esta es nuestra condición.
Hemos sobrevivido a la primera ola del virus, hemos aguantado de forma estóica un confinamiento que en algún momento ha sido duro, incluso algo más que duro. La información se sustituía de forma vertiginosa, sin saber muy bien a que datos hacer caso y a qué no. Lo hemos pasado, es cierto. Pero no cantemos victoria, no bajemos la guardia, todavía no hemos vencido, tan sólo hemos doblado la primera esquina de este recorrido. Hemos sobrevivido, pero hay otros que no lo pueden decir. Por una parte anida en mi corazón un sentimiento de profunda alegría, algo que hierve dentro y que te hace sonreir como un tonto sin motivo aparente. Contento por el encuentro, contento por poder volver a salir en bici con todos vosotros, contigo que me estás leyendo ahora, que devoras estas lineas como tiempo atrás. Por otra parte …. solo tengo ganas de llorar, con miedo por lo que nos queda todavía por delante, por que no quiero volver a estar encerrado en casa como un animal, sin saber si esta vez estoy en la lista de los que viven o de los que no. Ayúdame amigo, vamos a salir adelante juntos, sin bajar la guardia, sin despistarnos.
De quien te acuerdas de repente, por que sí. Esa es la persona que tienes que intentar que se queda por siempre. Yo me acuerdo de ti.
Gracias.
V.