BTT en Zaragoza

Ruta 25/01/2020

Murallas de Grisén.

¿Dónde irá bajo la lluvia este pobre caracol?.

A veces sucede, como todos sabemos, el destino llega a mostrarse esquivo y caprichoso. Lo que en ocasiones te da, en otras te quita. Esta fue una jornada en la que tocó perder, se sumaba el echo de que José H estaba convaleciente de su caída y no vendría a que durante la semana había llovido con abundancia y los caminos en muchos puntos se mostraban impracticables y, para rematar, los pronósticos vaticinaban agua para este día. Propuse por tanto una ruta que nos propiciara marchar sin barro, hay que decir que existen pocas, y de esta forma fuimos de nuevo a las murallas. Se que habíamos estado no hace demasiado, incluso que puede mostrarse como un recorrido aburrido, pero el clima manda en ocasiones.

Quedamos en el Azud del Ebro, a las ocho y media de la mañana nos reunimos en el lugar quince ciclistas, la mayoría habituales y, como casi siempre, un buen número de ocasionales a los que siempre es fantástico volver a ver. Se encontraba Jorge, allí de nuevo, es una buena señal, el Ritmo no pierde su esencia, ese algo que engancha y que te hace picar una y otra vez, como si de una droga se tratase, Manolo (Mamolar) también se hallaba allí para sorpresa de todos, últimamente se prodiga poco, pero bueno, cosas del trabajo, Garry (Alberto) con ganas y siempre sonriente, Jesús con su eléctrica , Thomas que ya vino al toro de Alfajarín... y sabiendo que habíamos quedado de la misma forma con Pascual en el Parque Sindical, esto elevaría nuestro número a dieciséis.

Arrancamos al punto después de saludar a los China que habían quedado en el mismo lugar, recogimos a Pascual en el lugar acordado y seguimos marcha sin mayor incidencia. El cielo se mostraba gris y , mientras tanto , una ligera niebla confundía el ambiente borrando los límites con la tierra. El sol se dejaba entrever en lo alto como un círculo tenue que bien pudiera parecer una luna. Los termómetros ofrecían una temperatura de seis grados lo que, sumado a la inminente humedad , provocaba cierto frío. El grupo marchaba unido, con los más fuertes en cabeza y los menos atrás. Allí, al final , andábamos Paco y yo, acompañando a Pascual , que todavía está en horas bajas después de su hibernación anual, mientras hablábamos animadamente sobre lo divino y lo humano.

Llegamos enseguida a Sobradiel por caminos que no nos son ajenos, andábamos sin tocar barro por un asfalto descuidado y abandonado, apenas usado, esporadicamente por quien pueda tener una finca cerca nada más. Desde que construyeron la autovía estos caminos pasaron al olvido, a vivir el sueño de los justos. En la citada localidad Pascual se dio la vuelta, ya había tenido bastante para su primer día, es más, a mi no me dejaba de sorprender que se hubiera lanzado a salir con nosotros. Le ofrecimos volver con el, desandar nuestros pasos y no dejarlo solo pero no, negó la oferta conociendo esos caminos como la palma de su mano e inició su regreso. Tan sólo un poco más adelante tuvimos una desventura, como digo, lo que el destino en ocasiones te da, en otras te quita. Enseguida pudimos oír voces de parar la marcha, Chelis tenía una avería. Lo que yo creo que fue el núcleo de su rueda trasera dejó de funcionar, haciendo que el pedalear se convirtiera en algo inservible ya que esa energía no se transmitía como es necesario. Anduvimos valorando la situación, el susodicho, creo que con gran acierto, dijo que se volvía a coger el tren, que no podía seguir en esas condiciones. Le dije que me volvía con el y que ya alcanzaría al resto después, pero no, enseguida y con gran decisión, Vicente dijo que lo hacía el, que se iba para no dejarlo sólo. A renglón seguido y sin dejar pasar un suspiro Paco secundó el proyecto, se ofrecía de forma abnegada y con total y absoluta convicción para llevar a José Luis a la estación. Hicimos planes para su vuelta, tomarían el canal en dirección contraria , en nuestra búsqueda, y de esta forma garantizaban el encuentro.Así marcharon inmediatamente, mientras los demás seguíamos los planes primigenios. Los vi marchar, que personas de oro , pensé yo, que gran corazón, que preparación y que poder el suyo, llevando aquello de “aquí nadie se queda sólo” a sus últimas consecuencias, sin ninguna duda, sin ningún reproche, sabiendo qué es lo que hay que hacer en cada momento. No puedo estar más orgulloso de los amigos que tengo, nada será suficiente para expresar vuestro valor. Los vi marchar , como digo, perderse en esa ligera bruma, pero si hoy me lo preguntas aún lo sostendré, lo juraré en juicio sumarísimo, incluso en mi lecho de muerte por que creo que es cierto lo que vi, brillaban, como dos ascuas relucientes en la noche, brillaban de forma notable igual que pintan los santos en los cuadros, brillaban y todavía lo hacen.

Seguimos pues , advirtiendo que el cielo continuaba cerrado, AEMET nos daba lluvia para las once de la mañana y todavía era temprano, teníamos tregua pero también éramos conscientes de que el tiempo apremiaba, de que no nos podíamos despistar ya eran altas las probabilidades de que nos cogiera acabando la ruta, llegando a Zaragoza. Arribamos a las murallas, limpias y solitarias, por lo que se ve en estas fechas hay poca gente a la que le apetezca hacer un picnic. Hicimos nuestra parada habitual, sacamos unas fotos, incluso del río Jalón que se mostraba extrañamente lleno, casi desbordado. Oscar comentó que de chico venían aquí los Domingos, a pasar el día y a comer unas buenas costillas a la parrilla. Yo también anduve por estos lares de chico, Oscar, cuando todos teníamos más pelo y menos años, cuando las tardes de verano llegaban a hacerse eternas y aburridas , un tedio sin saber qué hacer. La hora era buena, es más , muy buena. Habíamos rodado con ganas y alcanzábamos el objetivo mucho antes de lo planeado. Mejor, esto nos daba tiempo extra de margen y aseguraba el ir a tomar el merecido refrigerio después de la ruta.

Pues no, el destino volvía a darnos la espalda, a comportarse de manera esquiva y caprichosa. Como una furcia borracha. Empezó a llover a las diez y veinte de la mañana, una hora y media antes de lo esperado, conforme reiniciamos la marcha para subir al canal y volver a capital. Enseguida nos vestimos con las prendas necesarias, chubasqueros , cubrebotas...

La lluvia pasó de moderada a intensa. Unas gotas minúsculas y persistentes , heladas que se dejaban sentir como alfileres al tocar el cuerpo, que empapaban nuestras gafas, caras y piernas sin piedad ninguna, sabiendo que , tan sólo unos kilómetros más allá , esto que aquí era lluvia se convertiría en nieve, como digo sólo ascendiendo unas decenas de metros.

En esta parte comenzaron las prisas, normal si te paras a pensarlo, sabido es que en el recorrido del canal apenas hay refugios para salvar el agua que nos estaba castigando, más allá de unos pocos puentes que ofrecen sus ojos como efímero amparo. A los pocos kilómetros, insisto en lo de pocos, nos topamos con Vicente y Paco que venían de subida a nuestro encuentro. Su aspecto, el de ambos, dejaba ver claramente que lo habían dado todo , que habían ido a fuego, que el esfuerzo era supremo y patente. El primero Vicente, con su cara roja y sudada , coloreada por los capilares de su faz dilatados por la presión, el segundo Paco mientras comunicaba que “fíjate cómo me ha traído... que no he bajado de ciento setenta pulsaciones...” Amigo mio, no se si tienes claro con quién te juegas los cuartos, Vicente está muy fuerte. En cualquier caso dos grandes con un corazón dorado. El grupo comenzó a estirarse, los más fuertes apretaban su marcha para, como en el juego de la Oca, ir de puente en puente buscando resguardarse de la lluvia, los menos dando lo mejor de si con la misma intención, acortar aquella agonía lo máximo posible. Le dije a Vicen que tirara con los de delante , que no lo dudara y que me quedaba yo con Miguelón y los que andaran al final, así lo hizo. Le hice la misma oferta a Paco, pero este la rechazó, por lo que se ve es condición sine quanum para ser líder de un grupo , ser testarudo como una mula.

De esta forma quedamos ahí atrás acompañando al muy querido Miguel, cuidado , no te confundas, el tío tiene un mérito como pocos, siempre dando lo mejor de si, siempre esforzándose todo lo necesario, de esta forma el ir el primero o el último es totalmente circunstancial. Nos arropaba también David C, otro veterano del grupo, otro con un corazón que no le cabe en el pecho. Al poco alcanzamos a Oscar que acusaba el intento de seguir al grupo de “los fuertes” , de esta forma se unió al pelotón y seguimos marcha. Los demás iban esperándonos de puente en puente hasta que la situación supuso algo cerca de lo insostenible, el frío y que nos hallábamos calados y cansados hizo que tiraran ya sin mirar atrás, que el grupo se disgregara y que nos quedáramos sin cerveza. Ansiosos todos por llegar a sus hogares , tomar una ducha y quitarse aquellas ropas pesadas y gélidas. Habrá días mejores, seguro que si amigos.

¿Dónde irá bajo la lluvia este pobre caracol? Se nos adelantó la hora y nos pilló, nos azotó y nos dio un castigo que no merecíamos. Nos dejó desvalidos a merced de unas inclemencias contra las que no podíamos luchar, pero aún así, tozudos , alcanzamos nuestro destino. Cuántas veces de esta forma se manifiestan las cosas a lo largo de la vida, cuántas veces los acontecimientos se suceden de forma vertiginosa por doquier, hasta el punto que no te da tiempo ni a reaccionar, cuántas veces ha pasado y cuántas quedan por pasar... y como un caracol , no te da tiempo a refugiarte para escapar cuando todo lo que necesitas es un lugar seguro y caliente para estar. Volver a la seguridad. Esta clara la lección de hoy, sólo el esfuerzo, sólo el tesón, el tener un objetivo claro y querer cumplirlo contra viento y marea te llevarán a puerto, a cumplir con lo pactado. Vivimos tiempos de cambios en muchos aspectos, siempre son necesarios y casi siempre implican una evolución, los tiempos cambian, las personas pasan, esto es así y siempre lo será. Ahora bien, puedes tomar dos actitudes, o te quedas boquiabierto dejándote apalear o cumples con tu destino. Tu eliges.

P.S. Fue un día extraño en muchos aspectos y no quiero dejar pasar esta oportunidad que a la vez pienso que es una obligación, voy a tomarme la libertad ( estoy seguro que me lo vas a permitir, querido lector) de mandar un abrazo muy fuerte a Pascual, todo el calor y todo el cariño que puedas necesitar, los dos sabemos por qué. A José H mi más sincero respeto y toda mi amistad, no es sencilla la labor que haces y todos ansiamos tu vuelta. A Paco y a Vicente por ser como son , por mostrarse como lo hacen , insisto, orgulloso de ser vuestro amigo, gracias a los dos y a todos los demás por vuestra ayuda y participación más allá incluso de lo razonable, se os quiere amigos.

Gracias.

V.

Pues ya esta todo dicho...
Un abrazo para Pascual, otro para JoséH y una palmada en la chepa para Vale, sigue así colega.
Nos vemos en los caminos.
3,14

Valetix, no puedo responder otra cosa que gracias
¡Eres único!

Vale
Espectacular crónica, como siempre nos tienes acostumbrados.
Gracias eres unico

Quería dar las gracias de corazón a todo el grupo y en especial a Vicente y a Paco que me "escoltaron" hasta la estación de casetas, no me olvido de José H. que se ofreció sin dilación para llevarme en coche.
Detalles que se agradecen y no se olvidan,aquí tenéis a un hermano para siempre.
Encantado de volver a verte Pascual.
Gracias Amigos.
Chelis Enero 2020.

Fotos de Miguelón

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Fotos de Tomás

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