RUTA 16/03/2019. EXPO-GALACHOS-ALFOCEA-ALAMEDA.
Mi corazón y mi adrenalina se disparan. Al verme jamás pensarías que puedo moverme a velocidades increibles, correr más rápido, saltar más alto, llegar más lejos y, aunque he sobrepasado los límites, yo si puedo decir que …. he vivido.
Nos juntamos un buen puñado de nosotros al otro lado de la pasarela Del Voluntariado, en las inmediaciones de la Expo. Si bien todavía hacía algo de fresco, todos nosotros sabíamos que acabaría haciendo calor. Empezaba pues a verse alguna pierna al aire, ya sin ropa de abrigo. Los saludos se sucedían, felices de reencontrarnos y dispuestos a enfrentarnos a un nuevo día , con ilusión, como niños esperando su regalo de cumpleaños impacientes. Mención especial a David de los Finishers, que vino con nosotros, decir que se nota que ha perdido peso, que ya está recuperado de su lesión y que siempre es una alegría volverlo a ver. Mencionar tambíen la nueva bici de otro David , una magnífica Cube de carbono con una pinta estupenda, que la disfrutes amigo, así mismo de otro David más, apodado “el mohicano” que también estrenaba montura, una Specialized increible, enhorabuena a ambos y a dar pedales.
Arrancamos por unas sendas que se encuentran allí mismo, detrás de la zona Expo y que ya nos encaminaban dirección Galachos de Juslibol. Una parte divertida y de fácil ejecución. Después de varias semanas de rutas duras y exigentes se nos presentaba una de descanso, que nos proporcionaba un respiro para las quedadas que todavía están por llegar. En Juslibol Vicente nos guió por otras sendas que el conoce (y que ahora conocemos todos) y que acaban el el mismo sitio que las que marcaba el track. En un punto, al pasar por un desnivel con una valla de madera y que tenía una muy cerrada curva a la izquierda, yendo detrás de José H veo que este desmonta rápidamente y, haciendo unos aspavientos muy extraños nos avisa de cierto peligro. Yo al principio pensé que estaba haciendo algo de teatrillo debido a su rápida bajada de la bici , pero no, posteriormente pude ver que se había golpeado en la cara externa de su pierna con un mojón de árbol cortado y que éste le habia producido una cierta herida. Seguimos marcha por esta zona tan conocida de los galachos y, al salir de ellos pensabamos que tomaríamos a la izquierda , por la mota o por las sendas que acaban en el puente que se dirige a Alfocea pero no, el recorrido continuaba hacia la derecha en ese punto, dirigiéndonos hacia las faldas de esos montes que se hallan al fondo.
El grupo marchaba relajado, tal vez incluso demasiado, todos sabíamos que era una ruta sencilla y nos lo estábamos tomando con calma, insisto , demasiada calma. Bien, alcanzamos a llegar a Alfocea, torcimos a la izquierda y nos metimos por otra zona muy curiosa, discurre paralela a la falda de estos montes y bien parece un cauce seco de río. Un compañero (Santy) nos había avisado que podíamos encontrarnos aquella zona inundada, que la última vez que pasó el , poco tiempo antes, así se la había encontrado. Agradecer Santy tu aviso, pero no, el camino se halló totalmente seco, un entorno casi lunar, emocionante y divertido. A decir verdad, llegando ya al final , si que nos topamos con un pequeño cerco de barro casi seco de unos dos metros, pero nada importante.
En un momento dado algo me dijo que no estaba bien, no había contado nuestro número, pero insisto, algo no estaba bien, me fijé un poco y vi que Miguelón no se hallaba entre nosotros, tras llamarlo a voces por si estaba en alguna otra parte del pelotón hice saber a mis compañeros que el susodicho no se encontraba. Detuvimos nuestra marcha un momento y Vicente, valiente el y arrojado, desandó parte del camino para buscarlo. Lo encontró enseguida y , juntos de nuevo , seguimos dando pedales.
Llegamos a la barcaza que (citando a Pascual) cruza a los montes de Castelar, una breve parada , barritas, plátanos, ración de chistes , foto y vuelta para casa. Esta parte del recorrido se hizo con mayor agilidad, nos estábamos despistando un poco del tiempo y llevábamos la intención de acudir a tomar algo con Consuelo , nuestra mágnifica amazona, que se halla convaleciente de una caída . El calor era casi de un día de verano, al final estos visionarios que nos han hablado del calentamiento global van a tener razón. No son normales estas temperaturas para las alturas del año en que nos encontramos. No obstante, después de tantos días de frío y viento , no viene mal una pausa, no viene mal un pequeño respiro.
Llegamos sin más a Juslibol de nuevo, pero esta vez de vuelta. Al instante una plétora de gente ante nuestros ojos. Todos ellos aprovechando el entorno y la calidez que el día nos estaba ofreciendo , para hacer una salidilla al campo, quitar las telarañas de un invierno que ya agoniza y saludar de esa manera a la primavera que se presenta inminente ante nosotros. Pero claro, todo en esta vida tiene dos lecturas las más de las veces. Aquello prometía ser un circuito imposible entre tanta persona, niño, perro , bici y demás seres y estares que allí estaban. Esta vez guiados por David (el de los Finishers) tomamos un camino paralelo al principal, unas sendas sin demasiada complicación pero bonitas que nos llevaron al inicio de aquellla zona de los galachos. Allí muchos de nosotros quisieron subir a las antenas, yo entre ellos, pero Miguelón dijo que ya tenía bastante y que los esperaba a la vuelta. José H se ofreció a quedarse con él, así mismo David “el mohicano” y de la misma forma José me ofreció que me quedara con ellos , a lo que finalmente accedí.
Tengo que decir que al principio albergué mis dudas , no sabía si nuestro lider estaba intentando protegerme a mi de aquella subida, al resto del equipo o cúales podrían ser sus intenciones, pero bueno, como se que aquí prima la razón y el compañerismo, no le di más vueltas y me quedé con ellos. Cúal sería mi sorpresa cuando nos dirigimos al bar El Tinajo, donde nos apretamos unas cervezas y unas sardinas con pimientos de esos que unos pican y otros no, para pasar las penas de esperar a los demás. Un momento trágico , hay que saber ahogar muy bien la soledad en esas enormes jarras heladas de cerveza.
Tras reagruparnos nos fuimos al bar Talia, donde con gran paciencia nos esperaba la susodicha con un ligero destello de envidia sana en sus ojos por no poder coger su bici nueva todavía. Consuelo, sabes positivamente que se te echa en falta, recupérate. Tras otro de esos grandes momentos que pasamos juntos, donde el buen humor y el recochineo están por todas partes ( y la cerveza) nos despedimos hasta la próxima no sin el aviso de alguno de que próximamente haríamos Zafrane.
Ayer vi una frase que me gustó en el chat, si bien prometí que se puede adornar, que se puede maquillar un poco para darle cierta presencia al nacer en este nuestro mundo , he decidido que no, me resulta sencilla, pero demoledora, llena de verdad y , a la par, una sentencia que expresa de una forma muy simple un echo muy cierto y cito textualmente “juventud y experiencia jutos en un mismo grupo” , se puede decir más alto, pero no más claro.
Gracias a todos.
V.