Un día de esos " para contar a los nietos ".
Como ha dicho Matías comenzó la mañana muy fria y tiritando, -3.5 grados y todo congelado. Ojala se hubiera quedado el barro así.
Tras confirmar que se retiraban Matías, Goyo y Rafa, continuamos Fernando y yo(que estábamos a 100 metros de barro adelante), después de conseguir que girasen las ruedas.
Parecía que se acaba el barro y seguimos pedaleando unos kilómetros, hasta la primera trialera de las tres del recorrido, que a la postre sería la única (oficial) que haríamos.
La trialera se veia ciclable al cien por cien, pero con barro. Sortee a varios que bajaban andando, pero cogía barro y al salirme un poco de la trazada enseguida se mezclaba con la abundante hierba y se formaba una masa que bloqueaba todo: adobe puro.
Ahí empezó la odisea de conseguir quitar la masa que bloqueaba todo, y al rodar unos metros volvería a empezar. Agotador.
Hubo un miembro de organización con nosotros y estuvo ayudándonos.
Tras mucho esfuerzo conseguímos salir de la zona de la trialera con barro y hierbas y pude bajar poco menos de 100 metros sin peligro de bloqueo.
Tras recomponernos, Fernando y yo decidimos continuar, a pesar de que a mi no me entraba el plato pequeño y a el sólo le entraba el pequeño.
Llegamos al segundo avituallamiento, y tras comer y limpiar el plato pequeño consigo que entre la cadena. Nos dicen que quedan 17 km y decidimos intentar terminar. (Al final Fernando tenia la sirga rota y yo el plato pequeño doblado)
Iniciamos una larga subida pero tendida, acusando el cansancio de la lucha que hemos tenido con el barro.
Cuando nos faltaban unos 200 metros para coronar, nos cruzamos con un motorista de la organización que, aunque no está suspendida, nos anima a que abandonemos. Como nos ve con ganas de terminar nos dice que luego seguiría con nosotros.
Pero el plato pequeño tiene algo más que suciedad, bloquea la cadena y dice que no quiere seguir. Por miedo a romper la cadena y sin poder subir sólo con el mediano decidimos seguir al motorista de la organización.
Nos dice que podemos bajar al pueblo por pista o por una trialera sin barro y ninguno de los 4 participantes que quedábamos dudamos bajar por la trialera: algo corta pero técnica y divertida.
Lo mejor, la llegada al pueblo con los aplausos de nuestros compañeros.
Ya no quedaban bocadillos hechos, pero nos tomamos una cerveza echando unas risas antes de irnos.
Una pena por el barro, porque es una zona muy buena para sendear y las trialeras que no disfrutamos están muy bien. Habrá que hacerlas en otra ocasión