EL RITMO LO MARCA EL ÚLTIMO. 21/03/2020,
Resiliencia
La resiliencia es la capacidad que tiene una persona o un grupo de recuperarse frente a la adversidad para seguir proyectando el futuro. En ocasiones, las circunstancias difíciles o los traumas permiten desarrollar recursos que se encontraban latentes y que el individuo desconocía hasta el momento.
Primero de todo decir que estas lineas nacen por petición popular, he hablado con alguno de mis compañeros y me lo han pedido encarecidamente y, como hay personas a las que yo no puedo negarles casi nada, helo aquí. Viene también por lo que he podido observar que es una necesidad apremiante. Levo unos días viendo, igual que tú , estimado lector, como el desasosiego y el desánimo van dejando huella en algunas personas. Este texto nace, por tanto, sin ninguna pretensión, ni de protagonismo ni de dar ninguna moralina, pero eso si, con una esperanza cierta, si es capaz de ayudar, de hacer reflexionar tan sólo a una persona yo me daré por satisfecho.
Hace tiempo leí un cuento que hoy creo que es el momento de compartir, así pues allá va.
LA FÁBULA DEL HELECHO Y EL BAMBÚ
Había una vez un carpintero que parecía tener su vida resuelta. Tenía su taller, una mujer a la que amaba y dos hijos. Sin embargo, un día comenzó a tener menos pedidos, por lo que empezaron a haber problemas económicos en la casa.
El hombre quería cuidar su trabajo, y para hacerlo comenzó a intentar distintas formas de sacar su taller adelante, pero ninguna daba resultado. Los problemas económicos comenzaron a generarle problemas con su mujer, y los niños, al verlos tristes y peleados, empezaron a tener dificultades en el colegio.
El carpintero se sentía desanimado: nada de lo que hacía parecía tener sentido, puesto que las cosas iban cada vez peor. Un día, a punto de tirar la toalla, decidió ir al bosque a ver a un viejo sabio.
Había caminado una media hora por el bosque, cuando se encontró con el anciano. Este tenía una casa humilde y al ver al carpintero lo invitó a pasar para que tomaran un té. Notó la preocupación en su semblante y le preguntó qué le pasaba. El carpintero le relató sus desventuras, mientras el anciano lo escuchaba atenta y serenamente.
Cuando terminaron de tomar el té, el anciano invitó al carpintero para que fuera a un esplendoroso solar que había en la parte trasera de la casa. Allí estaban el helecho y el bambú, al lado de decenas de árboles. El anciano le pidió que observara ambas plantas y le dijo que tenía que contarle una historia.
“Hace ocho años tomé unas semillas y planté el helecho y el bambú al mismo tiempo. Quería que ambas plantas crecieran en mi jardín, porque las dos me resultan muy reconfortantes. Puse todo mi empeño en cuidarlas a ambas como si fueran un tesoro”
“Poco tiempo después noté que el helecho y el bambú respondían de manera diferente a mis cuidados. El helecho comenzó a brotar y en apenas unos meses se convirtió en una majestuosa planta que lo adornaba todo con su presencia. El bambú, en cambio, seguía debajo de la tierra, sin dar muestras de vida.”
“Pasó todo un año y el helecho seguía creciendo, pero el bambú no. Sin embargo, no me di por vencido. Seguí cuidándolo con mayor esmero. Aun así, pasó otro año y mi trabajo no daba frutos. El bambú se negaba a manifestarse”.
“Tampoco me di por vencido después del segundo año, ni del tercero, ni del cuarto. Cuando pasaron cinco años, por fin vi que un día salía de la tierra una tímida ramita. Al día siguiente estaba mucho más grande. En pocos meses creció sin parar y se convirtió en un portentoso bambú de más de 10 metros ¿Sabes por qué tardó tanto tiempo en salir a la luz?”
El carpintero, después de escuchar la historia, no tenía idea de por qué el bambú había tardado tanto en manifestarse. Entonces, el anciano le dijo.
“Tardó cinco años porque durante todo ese tiempo la planta trabajaba en echar raíces. Sabía que tenía que crecer muy alto y por eso no podía salir a la luz hasta tanto no tuviera una base firme que le permitiera elevarse satisfactoriamente. ¿Comprendes?”
El carpintero, entonces, comprendió que todas sus luchas estaban destinadas a echar raíces. Y que el hecho de no ver los frutos de su trabajo en ese momento no significaba que estuviera perdiendo el tiempo, sino que se estaba haciendo más fuerte.
Antes de dejarlo ir, el anciano le dio al carpintero un último mensaje:
“La felicidad te mantiene dulce. Los intentos te mantienen fuerte. Las penas te mantienen humano. Las caídas te mantienen humilde. El éxito te mantiene brillante”
Esta historia debe recordarte que no importa cuánto tarde algo en dar sus frutos. Lo más importante en un momento difícil no es buscar a toda costa ver resultados.
En cambio, lo fundamental es trabajar arduamente en las raíces. Pues sólo gracias a ellas podrás crecer y convertirte en la mejor versión de ti mismo.
…...................................................................................................................................
Nos están tocando vivir tiempos difíciles, tiempos de cambio... ¿y qué?. La mayoría de nosotros crecimos con una guerra fría que nos tenía siempre con el miedo de …. ¿y si alguien aprieta el botón nuclear?... y pasamos y crecimos con ello. De la misma forma con ETA en nuestras calles, no había ciudad o pueblo que se librara. Es más, recordar que aquí en esta nuestra ciudad hubo un atentado de grandes dimensiones, tal como el de la casa cuartel de la Guardia Civil. También lo sobrepasamos y ahora tan sólo es un turbio recuerdo . Conocimos una época allá los ochenta en la que se quedó mucha gente por el camino, aquella maldita droga que era algo nuevo en nuestra sociedad y que esclavizó a muchos jóvenes, hasta el punto de llevárselos por delante. Conocimos de la misma manera la época del “bacalao” . Una temporada también revuelta, donde alguno (más de uno de echo) cogía el coche, borracho hasta las trancas. Un acto hoy impensable.
Sobrevivimos al nacimiento del Sida, que por una simple transfusión podías ser contagiado de una enfermedad que te llevaba a una muerte segura. Nos reímos en su día del efecto dos mil, que nos vendieron como un auténtico cataclismo, el atentado a las torres gemelas . Yo por mi parte esperaba una respuesta más contundente por parte de los Estados Unidos y me parecía que el aire traería enseguida olores a guerra mundial. Conseguimos triunfar de una crisis terrible que nos atacó allá el dos mil ocho, el fin del mundo maya, la gripe aviar, la peste porcina....
Ahora esta pandemia ya no me da miedo y quiero que tampoco te lo de a ti. Son tiempos difíciles , pero de aquí a nada volverán a ser un echo pasado, algo de lo que hablar cuando nos estemos tomando una cerveza después de la ruta, te lo prometo. Resiliencia.
Sólo debemos mantenernos fuertes, unidos, es la única condición. Puede incluso que , por desgracia, alguien más o menos cercano se quede por el camino, pero pese a eso, volveremos a la brecha, volveremos a pedalear, volveremos a reir.... lo superaremos juntos porque hoy, como siempre...
Somos equipo y seremos más fuertes.
Gracias por tu tiempo.
V.