BTT en Zaragoza

Vivir a escasos 90 minutos del Pirineo, es un lujo que está al alcance de muy pocos y si además la zona pirenaica que te toca en suerte es la aragonesa, en la que se concentra la “chicha” del mismo pues ni te cuento. Y esta es la “maldita buena suerte” que nos ha tocado a los de Zaragoza con los valles de Ansó, Hecho, Canfranc, Tena, Bujaruelo, Ordesa, Benasque y otros muchos menos conocidos, pero no por ello menos espectaculares, que están ahí, a tiro de piedra. Lo de “maldita” buena suerte, es porque a veces nos somos conscientes de la suerte que supone estar tan cerca.

Para este finde pasado, estaba propuesto hacer una vuelta clásica que ningún betetero debería dejar de hacer: “El Ibón de Sabocos y el rincón del Verde” apenas 33 km y poco más de 1200 m de desnivel positivo, que nos permitirán saborear una de las mejores rutas del valle de Tena. Dependiendo de nuestro nivel patearemos más o menos, los más fuertes apenas la bajada o subida –depende del sentido en la que se haga- al collado del Verde, los más flojos como es mi caso, pateamos también una buena parte de la subida al rincón del Verde, pero da igual, esta es una de esas rutas en la que el esfuerzo merece la pena.

Tras debatir por güasap si era mejor hacerla en un sentido o en otro, nos decantamos en subir por la Ripera y bajar por Hoz de Jaca. Aunque una vez terminada la ruta, Juancar y Javier que la han hecho en sentido contrario opinan que es menos dura subiendo por Hoz aunque una vez en el ibón de Sabocos haya que hacer el duro porteo para subir al collado.

A las 9:15 de la mañana salimos de El Pueyo de Jaca: Juancar, Javier, Antonio y este insensato. Ascendemos por la carretera hacia Panticosa, bordeamos el pueblo en dirección al balneario y a poco más de 3 km desde el inicio sale una pista a la derecha que nos conduce a la Ripera, se comienza con un breve y suave descenso pero en seguida la pista se va empinando y en varias lazadas nos acerca al curso del Bolatica, donde más adelante se une con la senda que viene desde el pie de las pistas, sendero precioso para los que quieran hacer este recorrido andando. A partir de aquí el valle se abre y tenemos toda la Ripera a la vista. Un poco más adelante nos encontramos un pequeño puente que cruza el Bolatica y nada más cruzarlo nos encontramos con una fuente balizada para que no entren las vacas y un refugio de pastores. Llegamos al final de la Ripera y de frente las paredes de sierra Tendeñera nos cierran el paso y por la izquierda discurre una cascada, si ascendiéramos hasta ella por una senda que se intuye a media ladera y siguiéramos de frente, nos llevaría hasta el valle de Otal (otro buen paseo de btt desde Bujaruelo). A partir de aquí comienza la subida al Verde, la pista se va endureciendo, empeora su estado y a algunos nos obliga a echar pie a tierra y empujar la bici de vez en cuando, solo Antonio es capaz de subir hasta arriba montado. Las últimas lazadas nos dejan en el refugio del Verde, a partir de aquí llaneamos por pastos y tasca, las paredes de sierra Tendeñera nos abruman, tras algunos “empujen-bikes” que los habilidosos disfrutarán haciéndolos montados, llegamos al collado y aquí hay que parar a disfrutar un poco. Las vistas no son espectaculares, sino lo siguiente. Vemos Telera y la Partacua, Anayet, Midi, Foratata, etecé etecé. Comienza el descenso “to pabajo”, de momento no veremos el ibón de Sabocos hasta la mitad de la bajada. Hay algún hito, pero lo mejor será hacerle caso al track porque la senda apenas se intuye en muchos tramos y la primera tendencia es seguir recto por la pradera. Por supuesto bajamos con la bici del ramal, pero… seguramente haya algún habilidoso capaz de asombrarnos bajando montado. A nosotros las vacas y los caballos nos miraban con cara de… “ande van estos modorros”. Una vez en el ibón lo bordeamos por la derecha buscando una senda que nos lleva hasta las pilastras de unos remontes. A partir de aquí dos breves pero intensas rampas nos dejarán en el desvío de la pista a ibón de Asnos donde comienza un descenso que si bien nos invita a hacerlo “non stop” es recomendable refrenar nuestras ansias y parar de tanto en tanto para disfrutar de las vistas a la vez que del descenso. En Hoz de Jaca es casi obligado parar en el mirador colgado sobre el pantano de Bubal desde donde en escasos 10 minutos estaremos de nuevo en el punto de salida. En total poco más de tres horas y media de pedaleo y de cinco contando las múltiples paradas para recuperar el aliento, hacer múltiples fotos, avituallarnos y hacer caso a las llamadas de las marmotas que nos silban por doquier.

Ruta, que a pesar de que en algunos tracks de wikiloc se califica de “difícil” es asequible para todos lo que habitualmente ruedan con bttzaragoza, solo es necesario paciencia y la voluntad de querer llegar, para muestra este insensato que os acaba de colocar la chapa. Con estas líneas solo pretendo que alguien más se anime a disfrutar de lo que por causa de nuestra “maldita buena suerte” tenemos al alcance de nuestros pedales.

Nos vemos en la próxima embarcada.