BTT en Zaragoza

Es 27 de junio y me llega el siguiente mensaje al grupo güasap de cinco amigos que coincidimos de tanto en cuando para pedalear: “Carmelo, entonces no subes a Saravillo? Por ir mirando sitio”. Me lo manda Juancar y es una pregunta-trampa cargada mala leche, porque es una forma sibilina de meterme los dedos en la boca para que diga que sí.

De hecho cuando conocí días antes el destino de la ruta “El ibón de Plan, me callé como un cobarde después de haber ojeado el track que decía: Treinta y cuatro km, 1670 m de desnivel positivo, porteo de una hora y el autor califica la ruta como “difícil”, autor que dicho sea de paso es un angelito acostumbrado a colgar rutas difíciles o muy difíciles y para ciclistas de perfil muy técnico. O sea, ruta pirenaica en la que treinta y cuatro km pueden ser una eternidad, 1670 m de desnivel que superan con mucho a lo que yo estoy acostumbrado, un porteo largo y cuesta arriba cuando yo porteando más de 15 minutos ya estoy reventado y una bajada por senda cuando mi nivel técnico es inexistente. Pero, como soy un bocas pregunto: Cuando?. A partir de ahí el tema comienza a desmadrarse y soy consciente de que todo acabará en un absoluto despropósito.

Vuelven a pasarme el track, les digo que me parece muy fuerte, para convencerme proponen que hagamos la versión “light”, les digo que si voy haré lo que tenían pensado, pero que preguntaré a la jefa. Por la tarde respondo: “Le he pedido permiso a la jefa y…”. El jodido de Juancar pregunta. “Y que???”. Respondo: "… que me ha dicho que sí y ahora estoy acojonado”. Es la verdad, he leído que la bajada por senda desde el ibón es muy técnica y difícil y sé que está fuera de mis posibilidades y que no la disfrutaré por las malas sensaciones que me producen estas cosas. Pero les digo que adelante, que cuenten conmigo y ellos prometen que bajaremos por pista.

¡Tengo miedo!. Es mucha desnivel, y lo más rápido que he subido Salinas fue hace dos años en 35’ y este año he subido una vez en más de 40’. A dónde voy, me pregunto. Porque en zonas técnicas tampoco me desenvuelvo mejor, llevo una rígida y soy torpe, tanto que no soy capaz de levantar la bici ni para esquivar una rama. Mentalmente tampoco es mi mejor momento, se avecinan cambios que hacen que se acentúe mi incertidumbre. Para colmo en breve me van a caer todos los cincuenta.

Por tanto mi cabeza dice: NO.

Pero… por otra parte sé que voy con amigos, que me arroparán subiendo a un ritmo que me resulte cómodo. Cuento a mi favor que soy conservador, que conozco mis sensaciones y que he aprendido a dosificar bien mis escasas fuerzas. Y lo que es más importante, siempre he salido adelante en otras embarcadas, jodido, pero he salido.

Llega el viernes 13, si, para colmo viernes y 13. A las 5 de la tarde cargamos bicis en el coche de Javier y para Salinas de Bielsa, hemos reservado en el Mesón de Salinas. Tras aposentarnos subimos a reconocer con el coche el comienzo de la ruta, donde aparcar y el punto donde comienza la pista. Después cervecita en la terraza del hotel y a cenar tempranito. Tras un sueño reparador el sábado a las 8 estamos ya dispuestos para el desayuno.

Por cierto, una mención especial para el Mesón de Bielsa, el personal muy atento en todo momento, buenas habitaciones, un menú estupendo para la cena y un desayuno nada desdeñable, todo a un precio que para ser el Pirineo y el mes de julio está muy bien.

Cargamos bicis, aparcamos en la carretera de a la altura del desvío a Saravillo y a las 9:15 comenzamos a pedalear en dirección a Plan, a las 3 km cogemos una pista a la derecha que tras pasar por el embalse de Plandescun nos lleva hasta las afueras de Plan donde tomamos otra pista a la dcha que sube hacía Chia. La pista está en buen estado y a partir de este punto la subida por bosque es constante hasta que nos deja en el collado de la Cruz a 1700 m. Hasta aquí he subido con comodidad, rodando a ritmo muy suave y con frecuentes paradas. Juancar y Javier me van esperando cada poco o ruedan a mi ritmo para no ahogarme. Cuando puedo pongo el modo “eco” intentando que las pulsaciones no pasen de las 135/140, aunque hay tramos en los que el desnivel hace que sea imposible.

Las vistas desde el collado son impresionantes, delante tenemos toda la pared de la sierra de Chia. Son las 12 y hemos recorrido 17 km.

A partir del collado las cosas cambian radicalmente, una primera rampa con el terreno muy descompuesto nos obliga a echar pie a tierra y ya no volveremos a montar hasta… pasadas 4 horas. Empezamos a “oler” que estamos en zona alpina, el bosque desaparece a ratos y aparece la tasca y la piedra.

Al llegar a 1900, paramos a comer algo y nos encontramos el primer obstáculo del día, la senda desaparece completamente y nos encontramos con un canchal de piedra suelta en el que no se ve una salida clara, ascendemos a pie unos pocos metros entre las piedras y “voila” a la izquierda nos encontramos una pequeña repisa de la que parte una senda que entra en una zona boscosa, subimos las bicis como podemos y continuamos, el bosque desaparece enseguida y aparecemos a media altura de una empinada ladera de piedra suelta en la que hay abierta una senda de dos palmos por la que si bien andando no entraña ningún riesgo, para ser ciclada supera en mucho nuestro nivel.

Alcanzamos los 2000 m y la senda sigue dando la vuelta a la Peña las Diez. A los 2100 m llegamos a otro collado donde la senda clara vuelve a desaparecer, llevamos casi dos horas andando y apenas hemos recorrido 4 km.

Pero… las cosas siempre pueden ponerse un poquito peor. Tenemos una zona abierta a nuestra espalda y delante el collado por el que tenemos que cruzar y que a nuestros ojos se nos hace infranqueable. Quizás por eso nos fijamos en nuestra izquierda que se nos antoja más accesible y que me induce a un error que nos hará alargar media hora más el recorrido. Delante tenemos tasca, bloques de piedra y ni rastro de una traza clara de senda. Para colmo nuestros gps “se vuelven locos” quizás por ir tan despacio, de tal forma que al no tener indicación del sentido del track, llega un momento que no sabemos si vamos o volvemos puesto que la marca morada del track gira a dcha o izda como le viene en gana. Además debemos ir cambiando constantemente de dirección buscando los pasos más fáciles para ir aupando las bicis de piedra en piedra. Se hace pesado avanzar y de tanto en cuando cargo la bici al hombro en un vano intento de que resulte menos penoso. Llegado a un punto dejo la bici y asciendo intentando recuperar el track, encuentro un atisbo de senda y las marcas de del que luego veríamos que era el GR15.

Convenzo a los compañeros para tirar por ahí, pero pronto me dice Javier que cada vez nos alejamos más del track. Yo cabezón sigo hasta la punta de otro collado en el que por fin encuentro un "bendito cartel" que me dice claramente que estoy equivocado y que el collado del ibón está a 800 m en dirección contraria, damos la vuelta y ahora sí tenemos las marcas rojas y blancas que al menos nos indican el sentido correcto.

Paramos a reponer fuerzas, tomar unos geles y racionar la poca agua que nos queda. Llevamos 6 horas de ruta, de las cuales tres han sido pedaleando, dos andando y una… peleándonos con las piedras y con la p… bici, yo le estoy cogiendo odio africano a mi “giant” porque sé que si la dejo abandonada en estas peñas todo será mucho más fácil.

La salida del collado está aparentemente cerca pero a la vez nada clara, volvemos a inspeccionar el terreno sin las bicis y tras pasar unas peñas por las que brota un poco de agua, por fin conseguimos ver la tasca despejada y lo que parece ser el collado. Me adelanto y tras una subida por la hierba por fin veo el palo del cartel del collado, y digo el palo porque algún cabestro ha roto el cartel que está en el suelo. Afortunadamente la dirección está clara, son las 16:00 y aún nos quedan casi 4 km de bajada para llegar al ibón.

Cuando los tres estamos en el collado (2300 m) paso de cabreado a muy contento, grito, aupo la bici en volandas y obligo a mis amigos que me fotografíen de esa guisa, haciendo el tonto y mirando a un lado y otro del collado. Le digo a Juancar que llevo mucho rato maldiciéndolo por haberme propuesto semejante ruta, pero que ahora que estoy arriba me alegro de haber llegado hasta aquí. Él me responde que me deje de tonterías porque siempre disfruto con estas cosas.

Enfrascado en contar tanta peripecia sería muy injusto si no hiciese hincapié en que desde que hemos llegado a los 1800 m el paisaje es más que espectacular. Grandes paredes de piedra, bosques a nuestros pies, la tasca verde como pocos años... Y justo aquí es donde reside una de las razones de que hoy esté en esta embarcada. No porque sea ciclista de afición tardía, ni porque me guste sufrir pedaleando fruto de un masoquismo sobrevenido. No, lo que me gusta es compartir experiencias con amigos, conocer sitios nuevos, disfrutar de paisajes a los que es posible que no vuelva y sí, también, algo que los que me conocen saben que me gusta: las rutas circulares en las que sé que no voy a volver sobre mis propios pasos.

Otra razón por la que estoy aquí hoy es por no haberle hecho caso a mi cabeza, que sin duda es el mayor freno de mi vida.

Comenzamos la bajada, el terreno está muy descompuesto para hacerla montados, nos falta técnica y estamos demasiado cansados para afrontar una bajada exigente. Casi llegando al ibón podemos montar algunos tramos cortos. Al fin encaramos una senda embarrada y nos plantamos delante del ibón. Ocho horas justas nos ha costado llegar a nuestro objetivo, reconozco que no disfruto como se merece del paisaje idílico -casi hasta un poco moñas- después del terreno abrupto que hemos dejado atrás. Nos descalzamos, yo medio despelotado entro en el agua a refrescarme. Tras unos escasos 15 minutos, decidimos marcharnos, se hace tarde y aún nos queda el porteo para subir al refugio de Lavasar. Una vez allí comenzamos la rápida bajada por pista a Saravillo que solo interrumpimos para beber agua en una fuente a medio camino.

Por fin llegamos al coche, estamos cansados pero contentos.

El resumen de toda esta perorata es dejar constancia escrita de que a veces para hacer cosas, da igual si es hacer una ruta exigente en bici o andando, aprender chino mandarín, punto de cruz o la técnica para capar gorrinos, no hay que hacer caso a tu cabeza… o sí, pero quizás entonces estés dejando de disfrutar de algo y lo peor es que nunca sabrás lo que te perdiste,

Hala, nos vemos en otra embarcada,

Muy buena crónica Carmelo, da gusto leer vuestras aventuras con la bici

Felicidades, por tu cumple también.

Hola, lo que mi cabeza dice: mira, te alquilas una bici eléctrica y te subes por la pista que sale de Saravillo. Al llegar al refugio que si no recuerdo mal son 9-11 kms de subida, coges la mochila que los amigos han subido en el coche y te vas andando al ibón de Plan (unos 20´), una vez allí te pegas un almuerzo como un general y una buena siesta, y luego si se tercia te bajas en el coche que bajar a saco por ahí es meterte a 50 km/h o más con la bici.

Y lo que hay que hacer es lo que has hecho Carmelo. Sin más, gracias por compartir.

buena carmelo. al final objetivo cumplido.

Enhorabuena Carmelo por ser capaz de apuntarte a un reto sin tenerlas todas contigo, por asumir riesgos, por esforzarte y por compartirlo.

Qué crack, Carmelo!
Lo tuvisteis que pasar en grande...
Gracias por compartirlo, me muero de ganas de leer la próxima