28/09/2019
BTT SOLIDARIA ASPANOA/ALMUDEVAR.
“Zaragoza no se rinde. La reducirán a polvo: de sus históricas casas no quedará ladrillo sobre ladrillo; caerán sus cien templos; su suelo se abrirá vomitando llamas; y lanzados al aire los cimientos, caerán las tejas al fondo de los pozos; pero entre los escombros y entre los muertos habrá siempre una lengua viva para decir que Zaragoza no se rinde.”. Benito Pérez Galdós.
Btt Zaragoza no se rinde, jamás.
Fueron días de mucha actividad, de mucho estrés y de muchos cabos por atar. Tuvo cierta complicación sincronizar todos los elementos para intentar que la jornada fuera lo más amena posible pero, con la ayuda de todos, lo conseguimos. Cada uno aportó su granito de arena, su buena fe, sus ganas de participar y colaborar consiguiendo , como digo, otro día que recordando en el tiempo nos hará sonreír al echar la vista atrás.
Me levanté temprano, el aire olía todavía a legañas y sueño. Como un ser etéreo, pasando por distintas salas sin emitir sonido. Desayuné, me vestí y recogí todos los elementos que tenía preparados de la tarde anterior. Mientras el cielo aún era negro, el teléfono comenzaba a emitir sus sonidos de notificación. Uno tras otros los compañeros daban los buenos días, con ánimo, deseando lo mejor. Los mas pros se pronunciaban con gran seguridad, sabiéndose poderosos, preparados más que de sobras, los demás con ilusión, deseando mejorar sus marcas y dejar los colores de sus maillots en el mejor lugar posible. No se puede pedir más.
Total, que entre unas cosas y otras llegó la hora de la quedada. Yo por mi parte lo había hecho con dos grandes amigos, Vicente y David que venían a recogerme a la mismísima puerta de mi casa. Bajé a la calle, una mezcla de alegría y nerviosismo hacían latir mi corazón con fuerza, la mañana se mostraba más fría de lo que cabría esperar. En un instante sentí mi cuerpo aterido, casi congelado. Aproveché un momento de despiste y subí a mi casa en un tris a coger algo que abrigara un poco . De esta forma, entre chistes malos, unas cosas y otras, sin saber qué nos íbamos a encontrar, arribamos a Almudevar.
La visión fue épica, intentaré describirla lo mejor que mi escaso entender me permita para que compartas conmigo ese momento, para que, de alguna manera, tu también te transportes ahí y seas capaz de ver lo que yo vi. Una auténtica fiesta de la bicicleta donde quiera que la vista fijaba. Coches y furgonetas vomitando su carga y, por todas partes, ciclistas, preparándose, vistiéndose y lo más increíble de todo. El rojo característico que nos une, que nos identifica, por todas partes. Una marea roja, con esas magníficas siglas impresas en lo alto “Btt Zaragoza” . Cada vez que veo algo así no puedo evitar recordar esas palabras de la Biblia “ y Jesús dirigiéndose al endemoniado le preguntó cuál era su nombre y el hombre le dijo : nuestro nombre es Legión, porque somos muchos”. Somos Legión, somos los demonios del desierto.
Ya en la linea de salida un crisol de colores de todos los clubes que se puedan imaginar, mis compañeros, o al menos la mayor parte de ellos, en primera linea , alguno de nosotros , desafortunadamente ya que entre tanto personal no pudimos pasar, más atrás, pero con las mismas ganas, con la misma ilusión. Por mi parte te diré , y no se si a ti te ocurrirá lo mismo, que todas las veces que acudo a una prueba no puedo evitar ponerme muy nervioso. Ese momento que estas ahí, en tu posición, sabiendo que en un instante se abrirá la prueba, que la hora de la verdad está cerca, que el momento para el que hemos venido está ahí, ante nosotros, ese climax supremo en el que todo dará comienzo. Y así fue, partimos.
Si tengo que describirte la ruta diré que se puede hacer, que es llevadera, que el paisaje, casi monegrino, no nos puede resultar extraño pero, de la misma manera, que presenta cierta dificultad. No quiero adelantar acontecimientos, cada cosa en su lugar. Arrancaba en una ligera cuesta abajo, eso sumado a que no hacía viento , nos proporcionó nada más empezar unas velocidades más que considerables. La separación entre el recorrido largo y el corto llegó enseguida, el pelotón todavía no se había estirado y se podía ver a no gran distancia una plétora de ciclistas dando pedales. Tras esto , a mi gusto un poco pronto, en el kilómetro catorce comenzó aquella endiablada subida. Bien es cierto que un ciclista , ya entrado en algunos años, poco antes me advirtió diciendo:” si vienes con humos, esa cuesta te los quita...” bah, pensé yo, no será para tanto, pero no, el dichoso tenía razón. Ante mis ojos se abrió una subida de esas que quitan el hipo solo de verlas, tan sólo un poco más allá muchos echaban pie a tierra ( la verdad que ahora a toro pasado no se lo reprocho). Enfrenté aquel reto, pero tengo que decir que no lo conseguí, ya habrá otra ocasión, lo prometo, no hay nada mas testarudo que una mula que un maño de pura cepa y la próxima vez venceré yo.
En la cima, junto a la Ermita, una pequeña edificación , algunas personas salían de allí entre risas, moviendo el bigote como se suele decir. Me llamó la curiosidad y entre, bueno, entramos, ya que David , decidido , no me abandonó ni un solo metro de aquel recorrido, siempre a mi lado, siempre ayudando, desde aquí gracias David, eternas gracias. En aquel local, como decía, un paisano había hecho una barbacoa, una parrillada, ante mis ojos una mesa abarrotada de viandas y unas botellas con revuelto. ¿Cómo, es esto verdad? Llevo unos días tomando antibióticos, no probé aquel oscuro néctar de los dioses , pero no perdí oportunidad de coger un trozo de pan de pueblo y meterle unas lonchas gordas de panzeta y alguna salchicha, no os preocupéis, eran de régimen seguro. En nada me vi dando pedales otra vez, en un sube y baja, cresteando, pasada la primera tachuela sabía que no quedaba mucho para el avituallamiento, aunque después de aquello....
Legamos a una recta donde se hallaba una furgoneta y una ambulancia de la Cruz Roja, unas mesas dispuestas en el lugar ofrecían unas piezas de melón (riquísimo y fresco ) naranja , coca cola y agua muy frescas, repuse mi bidón y poco más y seguimos marcha, de echo David pensaba que nos hallábamos más atrás y yo le indiqué que según mis cálculos no tanto, llegamos en el preciso momento que el recio del pelotón salía , por lo tanto no estábamos más allá de cinco minutos en ese preciso momento. Los caminos se sucedían con celeridad, tan pronto adelantábamos como a su vez éramos rebasados por uno u otro. Nos metieron por unas sendas, divertidísimas, pero claro esta, cualquiera que tenga tan sólo dos dedos de frente sabe lo que pasa en cuanto la carrera se transforma en single track, no se puede adelantar. Acabé alcanzando al corredor que estaba delante de mi. Me pegué a su rueda , dispuesto a adelantarlo en cuanto volviéramos a la pista, pero para mi pesar este sujeto se salió del curso, ninguno nos dimos cuenta y media docena para afuera que fuimos, con el en la cabeza. En cuanto se percató de la situación paró de repente, lo esquivé y me comí un árbol, una rama de pino hirió mi brazo que al instante se puso a sangrar. Ya sabemos lo escandalosa que es la sangre, pude ver que no tenía nada importante y seguí pedaleando. Adelante a el mencionado ciclista y volvimos a salir a pista. Las cosas volvieron a la normalidad, a excepción de mi herida que , profusamente, manchaba mi brazo. Pasamos la segunda subida, yo la esperaba más dura, pero no, o bien no lo era o bien después de la primera cualquier otra se hacía pequeña. Arribamos al segundo punto de avituallamiento, un poco más de lo mismo. Tengo que decir que, a mi gusto, podrían haber estado un poquito mejor, isotónica, algún pastel o carbohidrato, pero bueno, para lo que es Don Juán con Doña Inés le basta. En este punto me indicaron que nos quedaban sólo doce kilómetros y , a decir verdad, no se fueron ni un sólo milímetro.
Una parte muy bonita del recorrido discurría paralelo a un acueducto o algo similar, con una especie de cantera en uno de sus constados, desde donde se podía otear maquinaria pesada y bordeado por una baranda de madera. Camino cómodo como digo, bonito y rodador. Yo ya imaginaba a mis queridos compañeros alcanzando la meta , triunfantes y poniendo nuestro nombre en el lugar que se merece, que galgos ellos. Al poco David y yo vimos el pueblo en lontananza. Esa parte fue digna de mención por el echo de los cadáveres sobre ruedas que adelantábamos por el camino, uno tras otro ya habían dado lo mejor de sí y sus piernas eran poco más que dos troncos de madera . Entramos al pueblo en una cuesta arriba, a mi esto me disgustó sobre manera, las entradas de esta forma no se lucen, son lentas. Allí , ante mi, un incontable número de compañeros , dando ánimos, aplaudiendo , llamándonos por nuestros nombres, nos esperaban . Nunca , ni aunque viva cien años, podré olvidar sus miradas y sus sonrisas, que grandes amigos tengo. Tras pasar la meta, desmonté de mi bici, me fui a la ambulancia a que me limpiaran el brazo y me reuní con todos ellos. Más tarde me enteré de los tiempos de mis camaradas, tengo que decir que muchos de ellos son sorprendentes, me hacen pensar que no son seres de este planeta, enhorabuena muchachos.
Después de asearnos un poco y de retirar las prendas mas sucias y polvorientas, acudimos al restaurante donde se nos ofreció una pantagruélica comida y que en un tris devoramos entre risas, buen ambiente y el más sano compañerismo que puedas imaginar, a mi entender un diez. Pero no solo para el local, un diez para cada uno de vosotros que os condujisteis de manera prodigiosa, ejemplar. Sin vosotros esto no habría sido posible.
Así somos en Btt Zaragoza, se producen como un sólo ser, como una sola entidad, como un sólo corazón, que coraje el de estos hombres y mujeres, que nobleza, que tesón y que alma inmortal.
Os he podido ver cansados, manchados y sudados, he tenido la suerte de conoceros a muchos de vosotros en aquel momento , en aquel lugar y sólo puedo daros las gracias, decir que, en pocas ocasiones en mi vida , he podido topar con personas de vuestra calidad.
Btt Zaragoza no se rinde.
Jamás.
Gracias.
V.